El Lugar: El lugar me gustó mucho, me sentí en otro país y otra época, espacios amplios y techos altos, un piano con música de fondo, muy agradable. Si se sentía que había que alzar la voz para hablar pero era más causado por las conversaciones de las mesas del restaurante que por la música de fondo.
La Comida: En la mesa se pidieron varias entradas para compartir. Las bolitas de carne de ternera con kétchup de tamarindo estuvieron muy buenas, con una textura delicada y el kétchup de tamarindo les venía muy bien. El pulpo a la parrilla también estuvo bueno, suave y con buen sabor. Los calamares a la parrilla también estuvieron ricos, aunque llegaron fríos a la mesa. Las porciones de tamaño individual. De plato fuerte se pidieron los langostinos salteados que pasaron sin pena ni gloria, de buen tamaño eso sí, con una porción un poco exagerada de arroz con coco, de buen sabor, pero que no ayudaba a la presentación del plato. Se pidió el atún, cocinado como se pidió, una porción de buen tamaño también y que estuvo sabroso. El otro plato que se pidió en la mesa fue el filete de corvina, que no había, y que fue reemplazado por filete de róbalo, también de buena porción, venía acompañado con una salsa de reducción de vino, muy necesaria porque el filete estuvo algo seco, el puré de coliflor muy delicado y sabroso al igual que las hojas de mostaza, bueno pero no espectacular. También se pidió la entraña, pero esta deberá esperar hasta la próxima visita porque nunca llegó. De postre, el chocolate en texturas estuvo a otro nivel, una esponja de flourless cake de chocolate, mousse de chocolate y un ganache de chocolate caliente por el que sin duda regreso.
La Atención: No puedo decir que el staff fue descortés o grosero, por el contrario, fueron muy corteses, cuando pasaban por la mesa. Demoraron en reemplazar las botellas de vino y en rellenar los vasos de agua. A la hora de tomar el pedido uno de los comensales solicitó que si era posible, trajeran la salsa del filete de pescado aparte. A la hora de que llegaron los platos, dos de los tres filetes que se pidieron en la mesa vinieron sin la salsa y aunque se le recordó al mesero, esta nunca llegó. Terminamos compartiendo la salsa de un plato entre tres, lo cual obviamente no alcanzo. De igual forma, nunca trajeron la entraña, aunque se le solicitó al mesero en repetidas ocasiones. Al final, cuanto el resto de la mesa había terminado sus platos, se optó por decirle al mesero que ya no la trajera. Al final tengo que aceptar que la encargada del restaurante manejo la situación de muy buena manera.