Caleta

El restaurante es muy lindo, con una decoración al estilo del hotel y el casco antiguo de la ciudad. La atención es de primera, los meseros muy atentos y amables. La comida es una exquisitez! El cochinillo con puré de otoe, delicioso. No probamos otras entradas porque todos en la mesa ibamos con recomendaciones de probar este plato. Los platos fuertes, deliciosos todos. Es un éxito cuando en una mesa de 7 personas todos encuentran que su plato estuvo delicioso! Probamos El Mero, La corvina (sustituyendo el pargo del menú), y los raviolis de espinaca. Probamos tambien 2 postres. La esfera de chocolate rellena de mousse de chocolate y frutos rojos, estaba riquísima. Definitivamente volveré porque la experiencia fue muy pero muy buena.

Deliciosos todos los platos, probamos el cochinillo (muy rico), las vieiras(deliciosas) y el pargo rojo (no había pargo sino filete de corvina, fue el menos favorito, pero rico igual) el pan de la casa muy rico. También pedimos postres, el bizcocho con ron y el mousse de limón, ufff deli delis. En general estuvo deliciosa la comida, el lugar super íntimo y romántico. Nos gustó mucho!

El lugar es impresionante, es un viaje al pasado, la atención es muy buena por parte del staff pero la comida dejo mucho que desear, a pesar de que estaba buena pensé que sería una experiencia gastronómica por el precio.

Una exquisitez de restaurante. súper elegante, excelente servicio y la comida es una verdadera delicia. La chica que nos atendió nos recomendó de entrada un cochinillo con puré de otoe, que lo único que lamentamos fue el pequeño tamaño porque estaba delicioso. De plato fuerte comimos pulpo a la plancha con calabaza y un pescado con mejillones y almejas. En la carta decía que era pago rojo, pero nos indicaron que no había y lo sustituyeron por otro pescado blanco, creo que era corvina. ¡Pendiente de esos detalles! De resto volvería mil veces para probar las otras propuestas gastronómicas. El hotel donde está ubicado el restaurante, en el Casco Antiguo es de ensueño!

Finalmente pude conocer este restaurante en el nuevo Sofitel de Casco Antiguo. El lugar es agradable, con una decoración que definitivamente remonta al siglo pasado. Fuimos a desayunar. El menú es limitado, pero tiene opciones para todos los gustos. Pedimos el açai bowl, el avocado toast y el filete de res a caballo. La consistencia del bowl estaba muy líquida y el filete estaba duro. El café y panadería si estaban muy buenos. El servicio fue bueno, aunque un poco tardado. Vale la pena para conocer, pero no será mi lugar favorito.