Llegué por mera casualidad a este restaurante y sin duda puedo decir que es uno de los mejores restaurantes de Panamá. La atención estuvo 10/10 y la comida fue espectacular. Recomiendo el Rib eye madurado en cáscaras de Café Geisha y el pescado en racimo de uvas.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Siempre había pensado en ir y finalmente se presentó la oportunidad, fue mágico desde la llegada. La presentación de cada plata, muy recomendado. Sí es necesario hacer la reserva antes de acudir.
Hace tiempo quería venir a este lugar y no me defraudó! La comida estaba a otro nivel! Pedí un centollo, que pensé que sería poco, pero me llené con carne de centollo! Cuantas veces te pasa eso? Buena atención y ambiente, no es barato, pero vale la pena la experiencia!
Las “entradas” (mas bien picadas) que pedimos fueron dumplings y empanaditas, que no eran más interesantes que las que ofrecen en cualquier otro restaurant e incluso en los supermercados y delis. El menú es creativo y diferente en los platos fuertes. Ahí si se lucen. . . con excepciones. Pedimos Mongolian beef, costillas en salsa de cerveza y arroz negro con conchuelas. Las conchuelas no estaban presentes en el plato. Algunos de los platos vienen servidos sobre pizarras negras de distintas formas (un Mongolian steak sobre pizarra rectangular y el otro sobre una cuadrada) y algunos vienen servidos en loza mientras que otro en una cazuela metálica. Además de nada de original ya que las dichosas pizarras ya se ven hasta en la Arrocha, no se logra una mesa de aspecto organizado y coordinado. Más bien parece arreglada con lo que estaba a la mano. Para los postres pedimos el consabido y trillado tres leches, presente en la mayoría de los restaurantes equivalentes de Panama y un pie de limón que prometía ser diferente, a estilo exclusivo de Maito. Una bola de merengue de color verde artificial debido al horrible colorante que le agregaron rellena con sorbeto de limón. El ambiente es ruidoso e incómodo. Corrientes de aire y una sensación de agitación en el ambiente prevalecen, aumentada por el servicio apresurado de los meseros que corren de un lado a otro como atendiendo una cafetería de aeropuerto. No concuerda con el ambiente que se espera de una noche de “fine dining”. Nos falta mucho todavía para llegará los estándares de Lima, Mexico, Nueva York, Tokyo o Paris. Pero en los precios ya estamos a la par. Mientras los clientes que opinan en esta plataforma sigan regalando sus “wow” de admiración a la mediocridad no llegaremos a estándares verdaderamente cosmopolitas que es lo que nos están cobrando en cada pasada de tarjeta.
Ambiente insípido. Buen menú pero no le quita el sueño a nadie. Los postres a ver. . . flan, tres leches, brownie. . . lo de siempre y de todas partes.
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