El Santuario (Hotel La Compañía)

Fue por segunda vez al restaurante y todo estuvo excelente. Las entradas fueron rollitos de primavera. De plato fuerte se pidió crispy chicken con arroz y filete de res acompañado de pure y espárragos que estuvo delicioso. La atención fue personalizada gracias al joven Alberto. Como mi hijo estaba de cumpleaños, el restaurante tuvo la cortesía de obsequiarle un dulce. Super detalle.

El restaurante está ubicado en el hotel La Compañía. Fuimos varios compañeros de ttabajo y quedamos encantados con el lugar. La decoración te transporta a la historia con cada detalle del restaurante. La comida estuvo deliciosa, mi plato fue salmón acompañado de risotto de lentejas muy bueno. De entrada compartimos dim sum y los rollitos primavera estaban a otro nivel. La atención personalizada desde el primer momento.

Fue la primera visita a este lugar y con grandes expectativas debido a comentarios de conocidos. Para ser sinceros la comida no nos mató...no estuvo mala pero no fue wow...la entrada fue spicy tuna estuvo muy rica y el postre de biscocho de chocolate con toffee y helado estuvo delicioso...creemos que fue lo mejor de la noche. Compartimos paella y el cordero de la sección de comida hindú. Nos parece que la paella no quedó bien...parecía más bien arroz empegotado...el cordero se quedó corto en sabor teniendo como comparación el mismo plato en restaurantes de comida hindú. El servicio muy bueno...de hecho le agradezco al mesero q nos atendió por las recomendaciones en coctéles y sobre todo con el postre...jonrón con bases llenas en la baja del 9no...el ambiente estuvo espectacular y perfecto para una cena en pareja.

El Santuario es un restaurante hermoso dentro del hotel La compañía, además de ser hermoso es delicioso, tiene una variedad perfecta en su menú de bebidas y comida, recomiendo la ropa vieja de entrada y como plato principal la Picaña.. realmente deliciosa yo la acompañe con aguacate, y un gin con frutos rojos, el servicio espectacular

Esto si es una experiencia culinaria al máximo nivel. Primeramente, el sabor sobresale en cada una de las entradas y los platos que pedimos. Las bebidas también estaban deliciosas. El ambiente espectacular que te transporta a los tiempos de la colonización donde los españoles marcaban su territorio con imponentes edificaciones de ladrillos. Y que decir de la atención esmerada de su personal que no dudaba en asegurarse que nuestra velada fuera más que solo buena. La verdad es que esta experiencia es una extensión de lo que percibimos desde la llegada al hotel: un encantador ambiente en donde se pueden encuentra la historia con el buen comer.