Es un restaurante bonito con tienda delicatessen y jardín, que es lo que le da la vida. Ideal para los amantes del queso, tanto para saborearlo como para olerlo. A veces el olor era bastante fuerte. El concepto de resturante y la comida son muy buenos, excelente sabor y calidad. El servicio y los cócteles pésimos. Quizás fue porque éramos un grupo grande de gente, pero todo fueron impedimentos desde el principio: que si no reservamos para tanta gente, que si nos deben decir que van a comer días antes, las cuentas deben ser para 5 o 6 personas, y luego nos cobraron a cada uno independientemente... Y por cierto, más de una hora esperando a que nos cobraran y entregaran la factura fiscal. Creo que es un lugar excelente para parejas o mesas de máxino 6 comensales a partir de ahí mejor otro lugar.