Fui muy emocionada a cenar a Maito ya que por la fama que tiene esperaba disfrutar de una cena inolvidable. Sin embargo, mi velada fue inolvidable para mal. De entrada estaba antojadisima de probar el carpaccio de entraña, cuando lo fui a ordenar el salonero me dijo que no tenian carpaccio en ese momento. Entonces pedí un spicy tuna tartar, estuvo bueno pero en realidad nada de otro mundo. Para plato fuerte quise ordenar el mero y cabe destacar que tampoco tenían mero disponible en esos momentos. Lo que me llevo a preguntar que entonces que me podían ofrecer? Termine pidiendo el plato popular de calamares con rissotto. Al principio le sentí un pequeño sabor mariscoso pero no lograba distinguir si provenía del calamar o del rissotto mismo. Después me di cuenta que era el mismo calamar así que deje el plato por la mitad y decidí comerme el pan de cortesía que estaba mejor. No fui la única que parece que sintió el mismo sabor ya que viendo alrededor de las mesas pude observar a otros comensales apartando el calamar del risotto. Ni me quise quedar para el postre. Y para colmo cuando pedimos la cuenta fuimos, la única mesa que no recibió galletas de cortesía. Digan lo que digan, a Maito no regreso mas.
