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Comida. Todos los platillos tanto d el entrada como principales eran una delicia. Dan de bienvenida un pan de yuca que me recordó un restaurante francés. Así con ese nivel de calidad. Queríamos probarlo todo. La carne en palito tal y como lo mencionan los críticos anteriores: muy rica. Las hojaldres me parecieron con un sabor salado-dulce muy marcado. Recomendaría un toque más sutil. El ceviche de langostinos y los camarones con salsa haitiana extraordinaria, las empanadas de pulpo originales pero la cubierta tostada denotaba un proceso de freidora con aceite un poco opaco. Sugiero revisar. Y el plato indiscutible de la velada: el Guacho de Mariscos. En mis 57 años de edad jamás había probado un guacho tan rico. El sabor del fruto de mar con el guandú y la salsa de coco…¡Dios mío! Manjar de dioses. Las bebidas no se quedaban atrás. Servicio. Excepcional. El joven Luis súper atento siempre por aclarar nuestras dudas y mantenernos siempre hidratados. Ambiente. Acogedor. Sencillo pero lindo. Algo Zen. Tremenda experiencia. Las fotos no hacen justicia a los sabores de los platos. Un poco costoso pero la experiencia lo vale.
