Hikaru (Marbella)

Realmente no fue lo que esperaba. Tal vez era demasiado original Haponés para mi gusto. El edamame vino frio pero casi cogelado. La atención es muy rapida (el lugar es pequeńo asi que tr quieren sacar rapido). El ramen era ok pero no me encantó. El rollo de sushi de atun tenia la mitad del relleno de cebollina lo cual mató todo el sabor de atun. En fin no creo que vuelva.

Si quieres algo diferente definitivamente este es el lugar al que debes ir. El restaurante está algo escondido, pero apenas cruzas la puerta te comienzas a sentir en un pequeño restaurante de NY. Para resumir: el lugar tiene lo suyo, el servicio es muy bueno y la comida es sencilla pero espectacular en sabor y presentación. Quizá lo único que les invitaría a mejorar es el tema de los postres.

La comida de Hikaru esta bastante buena y llega a compararse a las mismas delicacias que se hacen en Japón. El restaurante es algo pequeño pero muy acogedor, además de tener un buen servicio. Había ordenado un chikin namban don que fue el plato fuerte en donde el pollo va regado encima del arroz con una ensalada que tiene huevo, zanahoria, repollo y un toque de pepinillos. Tambien pedí de entrada un tompei yaki que fue sin dudarlo para mi, el mejor plato que probé. Se trata de una torta de huevo rellena de repollo y finos trocitos de puerco. De postre mi amiga pidio un helado de mochi y de beber una limonada.

Comida japonesa bien hecha! Menu bastante sencillo pero completo dentro de todo lo que tiene. Entrando con unas buenas gyosas, buen sabor y crispy por fuera. La seleccion de sashimi y sushi bastante buenas, muchas personas no reconocen la buena preparscuon del sudhi, aqui esta muy bien hecho! Del chef a la mesa y de la mesa a la boca! El ramen muy bueno, uno de los pocos lugares que hacen ramen de esta manera. Los postres bastante moderno, pero con sabor tradicional, recomiendo el helado de sesamo con frijoles! Excelente servicio y comida, el parking aveces dificultoso, y siempre tener en mente realizar reserva!!!

En un lugar muy lleno de vida, pero íntimo y acogedor, se encuentra Hikaru. A penas cruzas la puerta, el personal te recibe con el tradicional saludo japonés.