Caliope Steakhouse

Es un lugar alucinante, con un menú tan bien hecho, q cada plato que pedimos estuvo fuera de este mundo (y eso q probamos todos porque éramos 25 personas en la cena de aniversario). Los 4 waiters q nos atendieron estuvieron a la altura, siempre pendientes de todos nosotros todo el tiempo y un sommelier nos recomendó el vino apropiado a lo q pedimos! Nos encantó tanto, q mi esposo y yo hemos vuelto 5 veces más, dos de ellos con el brunch dominical con nuestros hijos! No deben dejar pasar esta experiencia!

El lugar es muy acogedor y elegante, tienen una terraza amplia. La comida estuvo todo muy rico la entrada se cordero, el pato en salsa de whiskey, el filete de res, todo en su punto. El servicio amable.

Lindo lugar, el ambiente es muy bonito y agradable. La música estaba algo alta. La comida no me sorprendió, para lo costoso que es, debe mejorar. La atención es excelente 👌

Habíamos conocido el restaurante hace 2 años, al poco tiempo de su inauguración, y vemos que se ha ido posicionando como una de las mejores alternativas en cuando a comida fusión se refiere. Su ubicación emblemática, en el piso superior del teatro Amador, y, la decoración, que te transporta al pasado, enriquecen la experiencia. Como entradas, ordenamos "el crudo del mar" (tiradito de pescado) y el "desafiante" (tataki de atún); el primero, con un toque de dulce que se funde idealmente con el salado del plato; el segundo, sellado en su punto. En cuanto a platos principales, nos decantamos por "carbón ardiente" (pulpo al carbón) y "en el barrio" (short ribs sobre risotto); la carne del último se deshacía con el tenedor. Como postres, pedimos "la sorpresa" (tipo fondant de chocolate) y "la inocencia"; éste tenía trozos de chayote, nuevamente muy bien integrado al dulce. Fuimos con la promoción de las tarjetas de uno de los bancos de la plaza, la cual ofrece más prestaciones que las de descuentos con Degusta, en los cuales, en la mayoría de los lugares, las bebidas alcohólicas no están incluidas en la promoción. Los saloneros conocen bien los platos y están prestos a hacer sugerencias.

Fuimos cuando el restaurante recién empezaba a funcionar, por casualidad, y nos llevamos una gran sorpresa, al encontrarnos con un lugar tan ricamente adornado. Está ubicado en la parte superior del Teatro Amador, lo cual le da una ubicación emblemática. Sólo ordenamos entradas y bebidas y todo estaba bueno; tenemos que volver para degustar los platos principales. El servicio es muy atento y están tratando de marcar la diferencia, distinguiéndose en este aspecto.