El ambiente del hotel es demasiado precioso, se siente una gran bienvenida cuando llegas. consultar sobre el tema del valet parking (algo costoso) En temas de la terraza, me pareció agradable y cálida, la mezcla entre naturaleza y la vista al mar es exquisita. En el tema de la comida, la comida del mar, tiene un sabor exquisito, y muy bien preparada, las guarniciones son excepcionales. La iluminación es tenue y bastante íntima pero a la vez, una gran lugar para disfrutar un rato agradable con familia y amigos. El postre cacao, fue toda una experiencia, y los sabores te hacen volar. Recomiendo 10/10
Platos recomendados
Calificar el restaurante (recibe 20 puntos)
Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Se destaca la atención del personal. Amables y despiertan el interés por la comida y por sus preparaciones. Sería recomendable, que dieran más espacio entre los tiempos del servicio, de manera que se pueda degustar la comida. Los langostinos están a otro nivel. Deliciosos
Fui a la cena de navidad con mi familia. El sitio es muy bonito, acogedor y bien decorado. Tiene un estilo antiguo con mucha madera, algo oscuro. En cuanto al servicio, el personal es muy amable. Como es un hotel, el lugar es consistente con su atención. Pese a esto, pueden mejorar su velocidad. Como era una cena navideña, los platos eran servidos con un intervalo de tiempo entre cada uno; lo que funcionó bien hasta el tercer plato, donde tuvimos que esperar cuarenta minutos para que llegara el cuarto. Le comentamos esto al gerente del restaurante quien nos explicó que su intención era servir una cena calmada con tiempo para conversar. La verdad es que esta explicación se cae cuando hay más de veinte minutos entre cada plato. Al final estuvimos sentados un total de tres horas, más de lo que habíamos anticipado, y como resultado nos quedamos sin temas para conversar. La comida es buena, pero no excepcional. Nos contó el gerente que el chef viajó por Panamá encontrando sabores para integrar en sus platos, lo que es una linda historia. Me hubiese gustado que esa historia se hubiese manifestado mejor en algunos platos, como los botones de langostinos, que dejaron mucho que desear. Por otro lado, la flor de calabaza me gustó bastante. En general, el hotel lo es todo. Podrían mejorar la comida.
Organizamos una cena en la sala privada en Caleta y toda la comida era maravillosa. Comenzamos con un refrescante cóctel de bienvenida de Prosecco y maracuya con bocadillos de mozzarella frita (que era perfectamente crujiente y no grasosa en absoluto) y mini tacos de cerdo desmenuzado. Entre nuestro grupo probamos una variedad de platos. Para empezar pedimos tartar de res, centollo, cobia acevichada, kampachi marinado y berenjena frita. Para los platos principales pedimos cordero, cochinillo, pulpo y corvina en arcilla; todos eran deliciosos: Frescos, perfectamente cocinados (con combinaciones innovadoras de ingredientes) y muy bien presentados. Las salsas eran algo que se destacaba en una serie de platos; agregaban riqueza y realzaban los sabores. Caleta también sobresalió en la presentación - por ejemplo usando la cáscara de cangrejo como un plato y incrustando la corvina y rompiéndola con un pequeño martillo al servir. Los postres eran también una obra de arte. Es difícil notar la diferencia entre la cáscara de cacao hecha de chocolate y la vaina de cacao real, y el tuile en la pavlova estaba bellamente adornado. El servicio fue bueno y fue muy agradable tener la oportunidad de charlar con el chef Lorenzo, quien nos recibió al comienzo de la noche. La sala privada es un espacio muy bonito, bastante espacioso y tranquilo.
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