Después de mucho tiempo que no visitaba Bucaneros ya que la vez anterior quede muy decepcionado con la comida y el servicio. A insistencia de unos amigos visitamos el restaurant en Amador (y no se por que esta zona tan bonita no tiene mejores restaurantes). Puedo decir que quedamos encantados con la comida. La sorpresa fue la Paella de mariscos al aioli que es un tallarin bien delgado, pero fue algo realmente delicioso y algo que no conocía. Yo pedi Salmon a la plancha que estaba muy bueno y es mi favorito. Los precios son razonables y las porciones son buenas. La antencion estuvo bastante buena. Lo unico que no estaba bien fue una papa que pedi que estaba cocida como en microondas y una mitad bien seca y la otra normal. Otro detalle si van es que el local queda en altura y hay una brisa agradable pero es constante y la comida se enfria (o comer rapido), pero el lugar y la vista es una belleza. la otra pareja pidio centollo que lo probe y esta muy bien y tambien un queso Saganaki que lo preparan flambe que estaba una delicia. Fue una sorpresa agradable y lo recomiendo.
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Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Una tarde llena de sabor la pasamos mi esposo y yo, excelentes platos nada que pedir, las arañitas son mis favoritas de este restaurante.
Honestamente, si no fuera por su ubicación creo que no regresaría. Cabe remarcar que aunque nuestra experiencia no fue la mejor, nuestro mesero fue extremadamente amable y nos trató de ayudar con cada queja. Lastimosamente, tuvimos que regresar una carne porque estaba insípida y dura (nos ofrecieron poder pedir otra cosa y no nos cobraron la anterior). El puré helado, las cervezas y el vino caliente. Encima demoró todo en salir. Los pescados y mariscos estaban mejor, pero por el precio puedes encontrar lugares mucho más ricos. Definitivamente lo que tiene es un agradable ambiente, pues puedes ver algo del mar y la ciudad. Quizás para bebidas y picadera está bien.
La langosta que pedimos estaba pasado con olor raro y bien salado atrajo bastante mosca, no aguantamos y pedimos el cambio, después si nos trajo otro fresco y más pequeño, pero nos cobro por el tamaño grande, el centollo se sentía fresco las pinzas, las otras carnés desmenuzados no se sentía que estaba fresco.
Probamos los langostinos rellenos de cangrejo, con puré. Es un crimen pedirlo con cualquier otra cosa que no sea el puré. La porción es más pequeña de lo que era antes, pero sigue estando muy rico. También pedimos una entrada de pulpo al carbón. Un poquito salado, pero rico. La atención... Los camareros son muy campechanos, pero realmente no están pendientes de uno. Uno de esos lugares en dónde, para evitar esperas o rabias, mejor le toca a uno pararse y uno mismo llevar y traer su pedido.
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