Agradable sorpresa este lugar. Buena comida, bueb servicio y sobre todo un excelente precio. Es un lugar para una comida rápida sin complicaciones.

La comida es sencillamente espectacular. No suelo hacer reseña de un restaurante a menos que haya ido varias veces, a este simplemente no he dejado de ir. No es lujoso, puede resultar un poco incómodo si el clima no acompaña, pero una vez que te hacen sentir como en casa eso es secundario. El guacho de mariscos de los viernes es sublime.

La comida siempre ha sido muy buena y con la comodidad del local ampliado se disfruta mejor. Punto de mejora: los panes ya recalentados en la noche no están a la altura del resto de la comida.

De visita por motivo del Wing Week. Atrevida la apuesta de las alitas, super interesante las capas de sabores. El servicio de 5 estrellas. Volveré a probar la carta regular.

Ya había visitado el restaurante en su otra sucursal y esta vez decidí darle la oportunidad al local ubicado en el Casco Antiguo. La consistencia en la presentación de los platos, la frescura de los ingredientes y el buen servicio son denominador común en ambos locales.

Una carta bastante ecléctica, fusión de cocina asiática y mexicana. La atención muy buena desde que te reciben en la entrada. Mauricio estuvo pendiente de nuestra mesa en todo momento. La decoración y la presentación de los platos impecables.

Sentimientos encontrados con este restaurante. El lugar es de difícil acceso, y los estacionamientos son bastantes incómodos. Una vez que entras al restaurante el panorama cambia completamente. Amplio, buena decoración y la recepción fue la correcta. Un menú basado en carnes, pero no es un restaurante de parrilla argentina aunque el nombre podría llevar a pensar eso. La comida tiene buena sazón y la carne es de calidad aunque las porciones y el corte en mariposa no las acompañan. Las porciones de los acompañamientos son abundantes, las salsas muy frescas. Fallas técnicas en la cocción de los embutidos (crudos por dentro), Una carta de vinos limitada con márgenes exagerados diría yo. Aunque tiene puntos para mejorar, creo que le daré otra oportunidad.

Llegas al Madroño por su comida y te quedas porque además de comer bien te sientes como en casa. El dueño, el chef, todos procuran que te sientas cómodo. Los arroces de los mejores que probado, en especial el arroz negro. El cocido cuando está disponible es casi que mandatorio. Las croquetas de jamón son otro clásico. El ambiente varía según la ocasión. Puedes ver un juego de la LPF o ir en las noches cuando hay música en vivo. Hay que tener cuidado con los almuerzos los viernes; si después de la comida te sientas a tomar Gin&Tonic en la terraza hay una gran posibilidad que no vuelvas a la oficina.

Cocina española honesta, franca donde se refleja la personalidad del chef. Aquí no vas a encontrar flores en los platillos ni escamas de oro comestibles. En lugar de eso encuentras comida hecha con dedicación siguiendo tradiciones. Eramos un grupo grande y tuvimos oportunidad de probar un número significativo de platos. Croquetas, pimientos rellenos, cochinillo, bacalao, mero, filete de res. Platos honestos, sin pretensiones pero pletóricos en los sabores que recuerdan a esos restaurantes de siempre en España. Servicio atento, una carta de vinos muy completa y con precios razonables hacen de este lugar una opción para convertirse en un clásico. El único punto de mejora es que no tenían Licor 43 para preparar Carajillo. Algo que es fácil de solucionar y prevenir a futuro. Altamente recomendable!

Otoke es un lugar pequeño y en cierta forma algo informal. En su menú incluyen las versiones de la comida coreana que podemos encontrar por estas latitudes. Las porciones de los platos son generosas y todo se siente muy fresco. El kimchi es de los mejores que he probado tanto en Panamá como en Corea. En general muy recomendado para una cena casual. El local no vende bebidas alcohólicas.