He ido a este restaurante en 4 ocasiones, siendo esta la ultima ya que no regreso más. En experiencias pasadas había ido en pareja y con visitas del exterior, siendo una mesa de máximo 4 personas y todo bien. Sin embargo, no les recomiendo en lo absoluto celebrar cumpleaños o cualquier evento especial en este restaurante. Asistí el sábado pasado a la celebración de un cumpleaños dónde éramos una mesa alrededor de 20 pax en un salon separado del resto de los comensales y nos atendieron FATAL. En mi caso únicamente pedí una lasaña y un vaso con agua y literalmente tuve que pedir mas de 4 veces a los diferentes meseros que por favor me trajeran mi agua. Luego de esperar casi media hora por el, me traen el vaso y el mesero procede a llenar cada vaso a medias. No sé si es instrucción del restaurante pero me pareció una tontería esa práctica pues en una mesa de 15 personas, todos pedíamos constantemente agua y más porque 1) la daban al tiempo (ni siquiera ofrecían hielo o preguntaban por cortesía si la queríamos fría o al tiempo) y 2) a TODOS nos llenaban el vaso justo a la mitad…siendo un grupo grande lógicamente hablamos entre sí y es normal quedar sedientos con más rapidez, sumándole el consumo de comida y tragos. Aunado a esto, nos dijeron antes de ordenar que era imposible hacer cuentas separadas ya que el sistema solamente permitía hasta tres cuentas como máximo. Lo que acordamos fue simplemente dividir la mesa en 3 sub-grupos y en cada uno, una persona pagaría el total de esa cuenta. Cada grupo pago su cuenta y se retiró y para el sinsabor de la cumpleañera, a ella le cobraron una lasagna de más por error del mesero o capitán del salón. Como era tarde, el mesero encargado dijo que revisaría las cámaras al día siguiente para ver si en efecto fue error de dedo o si alguien consumió esa lasagna en otro grupo y por algún extraño motivo se la cobraron a ella y no al otro grupo. La cumpleañera tuvo que corretear al equipo del restaurante para que le resolvieran pues corroboró con las facturas de los demás invitados de que en efecto la lasagna que le cobraron a ella fue un error. Al sol de hoy no se si le resolvieron, lo que si sé es que no lo recomendaré con ningún conocido como opción para futuros eventos. Puedo mencionar otros incidentes que noté en la mesa: el mesero recomendaba tragos y bebidas alcohólicas sin haberle dado el código QR a las personas para ver el precio de la bebida. Al llegar la cuenta es que se llevaron la sorpresa de que una margarita Strega cuesta 25.00 dólares. Un precio totalmente excesivo a mi parecer por un vasito que no tenía nada del otro mundo. Adicional, en un punto de la velada subieron el volumen de la música demasiado alto y esperamos unos 5 minutos a que el mesero regresara al salón para pedirle que la bajara pues había un bebe recién nacido en el grupo y estaba recién dormido. En mi caso el pedir agua se volvió una tarea constante ya que el mesero no estaba pendiente de nuestros vasos y repetidas veces ignoraba nuestro llamado. Comida buena, tragos sobrevalorados y atención pésima es mi resumen de una velada nada placentera.