Al ser un restaurante de mariscos, pedimos sólo eso. Para empezar, ordenamos una bruschetta de mariscos y una jarra de sangría tinta. La bruschetta estaba muy bien y el pan suavecito. La sangría estaba demasiado dulce y le faltaba alcohol. Hicimos el comentario al mesero, que se llama Glenn, y él nos llamó al encargado. Henrry nos dijo que su sangría estaba bien en el nivel de dulce pero que iban a evaluar agregarle más ron para balancear. No nos cambiaron la sangría y en cambio nos ofrecieron que pidiéramos otra bebida. Pedimos entonces una botella de vino tinto de la casa, aunque no hay variedad. Ese vino estuvo un poco soso.
El plato fuerte fue una picada del mar que es para 2 personas, aunque el menú diga 3. Vino con muchas conchas de almejas y mejillones vacías. Por otro lado, las arañitas, camarones y langostinos tenían buen tamaño y en general todo tenía buen sabor.
Cuando pedimos la cuenta sí nos cobraron la sangría y el encargado lo que ofreció fue no cobrar la propina por el problema de la sangría. Totalmente inapropiado querer perjudicar al mesero, quien hizo un trabajo excepcional, por un problema que no tenía nada que ver con él.