He ido varias veces, recientemente en su nuevo local con patio y más espacio. La comida me encanta, mis favoritos son la yuca tostada con carpaccio, el guacho y el raspao. El ambiente de una fonda se vive, lo que ayuda a tener una experiencia fabulosa, y el staff está súper atento a darte la mejor atención! regreso pronto porque me encanta un restaurante asà que eleva la cocina panameña.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
interesante, agradable, llenÃsimo, tener paciencia para todo porque esperarás tanto por un estacionamiento como por una mesa, si tienes tiempo y no te cansas puedes probar su sencillo pero delicioso menú
El nuevo lugar donde se han mudado está excelente; muy confortable y el patio ufff, sumado al sabor de sus platos uno mejor que el otro y ni hablar del excelente servicio desde que entras. Me quedó pendiente el Raspao de postre pero es quedé full. Son lo máximo, muchÃsimas gracias.
Aunque no tuve la oportunidad de conocer la ubicación original, creo que valió la pena conocerlo en el nuevo ambiente con cocina y equipo repotenciado. Fonda Lo Que Hay es un regalo para los que tenemos la suerte de vivir en la ciudad de Panamá. El esmero por resaltar sabores de la temporada y de la tradición panameña, al igual que presentarlos en platos no sólo deliciosos pero también divertidos, hacen de este restaurante un destino imprescindible. Es demasiado chévere poder conversar con el mixólogo de la casa que te explica qué ingredientes tiene cada coctel, por qué lo elaboran de cierta manera y cómo lo hacen diferente en la Fonda. Mi coctel preferido fue la margarita: en vez de ponerle sal al borde del vaso (no copa), llevaba una solución salina en la mezcla. El concolón con salsa de tomate ahumada con leña de nance fue una excelente manera de entrar en la onda nostálgica/innovadora emblemática del Chef José Olmedo Carles. Mientras ha estado muy de moda cocinar el tadig de Samin Nosrat, nosotros podemos celebrar gloriosamente nuestro propio arroz crujiente. Además esa salsa que lo acompaña le añade un umami que es adictivo. La idea de hacer montaditos de la corvina asada con los patacones y las salsas de ajillo, tamal de olla y escabeche fue literalmente genial. Pasé por lo menos 10 minutos contemplando por qué el sabor del tamal de olla es tan diferente al de los tamales de Colombia y México o de la hallaca venezolana. ¿Será culantro y ajÃ? No sé si el chef jamás lo revelará. Cada salsa te teletransporta a una costa diferente: la de Colón, la de Azuero y la de la capital. Cuando unes las tres salsas en un montadito te das cuenta que es similar a cuando escuchas las sinfonÃas que Danilo Pérez compuso para el primer piso del Biomuseo y puedes disfrutar individualmente o en conjunto. El otro concolón con puerco y porotos también estuvo igual de adictivo y activó la culpabilidad con sus pedacitos de pork belly. Para desenlazar con nota dulce, la experiencia del raspao es imperdible. HacÃa años que no me comÃa un raspao, y aunque tengo sentimientos encontrados sobre comer algo que es un chanchullo en la vida real (hielo, azúcar y colorante artificial), acá me dejé llevar por la Fonda. Mi momento "Ratatouille" provocado por el dulce del sirope, lo untuoso de la leche condensada y lo reconfortante del polvo de la malteada, no sólo me llevó a los sabores de cuando salÃa de la escuela en la tarde, sino a una época cuando lo único que nos importaba era si sabÃa rico o no. Como calificado aquÃ, y como hubiera dicho de pelao, efectivamente todo 'taba bien, pero bien rico.
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