En la Fonda

Lugar ideal para ir si tienes antojo de algo comer típico o si tienes alguna visita y quieres llevar a esa persona por una experiencia típica. La decoración es nice, la atención es buena aún que hicimos reserva vía telefónica Justo por que teníamos una visita de USA (los invitados llegaron primero y se encontraron con la sorpresa que “no había ninguna reserva). A pesar de este inconveniente de resto fueron cordiales y había un chico que recibía a los clientes que fue luego a la mesa y tocó el violin y también llevo de cerca a unos bailarines e hicieron una bella representación, con lo cual compensó la mala experiencia al inicio. En cuanto a comida de entrada pedimos Saus que estaba deli, el tamal de pollo (un poco seco) y tortillas con queso normales (algo costosas para ser unas simples tortillas). De plato fuerte unas bandejas variadas para compartir las cuales me parecen chevere ya que traen un poco de cada cosa carimañola, empanada de maíz, chorizo, ceviche, bollo, chicharrón, etc. También pedimos hojaldras. La chicha de naranja con raspadura refrescante y los cócteles que ofrecen de ellos muy buenos en especial el que tenia Saril. Para cerrar me apeteció un duro, que evoca la niñez de uno, el de sabor a tamarindo en especial estaba muy deli. En general buena atención, comida ok, algunas cosas del menú con un precio alto para lo que es. Decoración bonita y tienen shows en vivo siempre.

El concepto del restaurante es muy creativo guardando cada detalle de lo típico y autóctono del país. La comida es buenísima, totalmente recomendada, me encantan los desayunos. No dejen de probar la chicha de limón!

La variedad del menú es buena, brinda platos nacionales de Panamá típicos de la idiosincrasia. Recomiendo el plato de Lechona y Ropa vieja, ambos con arroz con guandú acompañados de juegos naturales de limón o naranja con raspadura.

La verdad es que que lo bonito del restaurante es la decoración típica , el servicio es bastante demorado y la comida fue una total decepción . Los precios son muy altos para ser comida típica y aún mas si no ofrecen calidad

Desde que uno llega se tiene la sensación de estar en un pequeño rincón del interior de nuestro país. La comida muy rica, en especial el chicharrón glaseado en salsa de tamarindo, el cual recomiendo completamente. Los meseros muy pendientes de nuestra mesa todo el tiempo. El ambiente en general nos gustó mucho. Definitivamente regresaría.