Buen ambiente para compartir en familia y en pareja, buena música, el menú lo renovaron y esta excelente, mi plato favorito patacones granjeros y ensalada ceSar
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Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Fui a celebrar mi aniversario a este lugar y quede encantada. La atención es super buena, los meseros están pendientes que no te falte nada, el ambiente ni hablar, nada mejor que música en vivo y en cuanto a las comidas pedimos de entrada Patacones a la Morgan riquísimos!! mi plato fuerte bastante bueno, pero no se comparaba con la jugosa carne de mi pareja, la sangría blanca deliciosa. En fin buenas porciones, atención rápida y a un buen precio.
Los hongos y las brochetas son lo que siempre pido en casa blanca. Excelente ambiente, y los saloneros muy educados.
La ubicación es excelente y tienes la opción de comer adentro o en la terraza. Dependiendo de que tan lleno esté el servicio puede ser lento.
Tengo unos amigos super noctámbulos que ni la ley zanahoria ha logrado enderezar. Salir a cenar con ellos es un dilema porque nunca pueden estar listos antes de la media noche y al final siempre terminamos comiendo en algún restaurantillo 24hrs de esos que hay por ahí, que no se puede negar que en algunos se come muy bien, pero ya saben, arreglarse y togarse para salir a cenar y terminar sentado bajo una luz color morgue en algún cafetín de Vía Argentina, o comiendo un plato recalentado de casino, como que no... Así que voy a empezar por darle un punto a favor a Casa Blanca por ser uno de los pocos restaurantes bonitos y con ambiente agradable, cuya cocina permanece abierta hasta altas horas de la noche. Llegamos bastante pasadas las 12 tras recorrer todo el casco en busca de un sitio abierto que no fuera sólo bar. El lugar estaba abarrotado con un ambiente muy festivo y conseguimos una mesa afuera. El mesero que nos atendió estaba visiblemente amargado y a la defensiva, cuando le pedí amablemente las cuentas separadas antes de ordenar, percisamente para evitarle confusión a la hora de cobrar, ni me dejó terminar la frase interrrumpiendo groseramente: ¡No, no, no, yo no vo'a poner ná, ustedes arréglense duespués! Pero bueno, como vió que nos quedamos boquiabiertos y preplejos por su innecesaria agresividad, como que bajó la guardia y de ahí en adelante el servicio fue normal. Otro punto a favor es que los precios son bastante razonables, guardan buena proporción con las raciones y la rapidez con que salen los platillos a pesar de lo concurrido del lugar es sorprendente. Eso sí, la comida no es nada del otro mundo, o sea tiene potencial, bien ejecutada y presentada, pero todos coincidimos en que la sazonaron con timidez, a todo le faltaba "ese algo". No me acuerdo de los nombres, pero lo mejor fueron unos patacones con una salsa de mariscos y una piña rellena con langostinos, ambos muy simpáticos, pero no llevados a su máximo potencial.
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