Caliope Steakhouse

Una experiencia urbana. El restaurante rescata una joya de la arquitectura local donde se mezcla la historia y tradición. La comida excepcional, los raviolis con sabores sutiles, el pescado en su punto y los postres para no olvidar,. Las porciones son pequeñas, a tener en cuenta para los de gran apetito. La atención es esmerada, detallista al punto que te explican el menú y demuestran el conocimiento que tienen de cada plato y su preparación, lo que permite al comenzal hacer una mejor selección de lo que ordenará. Un lindo lugar, con una decoración agradable que invita a repetirse.

De lstantas evaluaciones buenas que han dado recientemente tienen que ser patrocinados, porque no entiendo cómo me fue tan mal/ la picaña era nacional, que creo que la del machetazo está más suave, el término de cocción fue incorrecto, la carne en palito era un palito pero lo pasaron a tres, porción demasiado diminuta y la atención fue realmente mala, al punto que le di mis observaciones al mesero al traerme la cuenta y es como si no hubiera hablado con él. No regreso ni lo recomiendo

Calíope es hija de Zeus y Mnemósine, es considerada la reina de las musas, quienes son la inspiración para los creadores. En este restaurante del mismo nombre y en honor a ella, parece que la musa se extravió. La inspiración para una comida de autor, que indique novedad culinaria en una gastronomía que invite al placer de los sentidos no está presente. Un menú aburrido, despreocupado y aparentemente repetitivo, sin atención a lo local y estacional, lo que comparado con el costo y la pretensión no vale la pena. Degustamos varios platillos que en proporciones parecían bien, pero servidos en solitario. Por ejemplo, comí entraña, nada para extrañar, servida con una crema de brócoli muy ácida y unos espárragos al dente y muy quemados, que más que acompañantes eran la base del plato. Mis amigos comieron el pulpo, el pork belly y la corvina sobre risotto. Todos de la opinión que era regular y nada especial como se mira en la web. En cuanto a los vinos una carta modesta con Malbec de Mendoza a buenos precios. Los postres lo mejor. El servicio a destiempo; llega la comida y nada que aparece el vino. Cero orientaciones y recomendaciones de rigor a los comensales. Un ambiente chevere, cómodas las sillas, lo que permite estar confortable para un larga platica. Calíope en imágenes reina en el lugar. Si lo que quieres es pasarlo bien tomando vino y cócteles pueden pensar en esta opción en CASCO.

Excelente ambiente, para compartir con tus amigo y familiares, la atención muy buena, variedad de comida y la hamburguesa una maravilla

El ambiente en este restaurante es sobresaliente, decoración inusual, muy agradable en general. Es una gran opción para una ocasión especial y diferente con su pareja o invitados especiales.