Brutto

Highlight: Los cocteles. Excelente presentación, muy buenos y diferentes a lo cotidiano. Buenos platos para compartir - porciones pequeñas pero deliciosos. Ambiente excelente - muy cómodo.

Cuentan con las medidas sanitarias, tienes para elegir el área de preferencia (salon o terraza), el personal es bien atento y no tardan en servir, lo malo es la música muy alta, no se puede ni conversar bien ni realizar los pedidos sin tener que alzar la voz o acercarse al personal para que te puedan escuchar. La comida está buena en sabor y cocción también tienen gran variedad de platillos.

Solía ser ser nuestro restaurante favorito, pero la verdad en nuestra última visita fue una gran desilusión… Loa sabores increíbles y diferentes a los que estábamos acostumbrados ya no están… Pedimos Lobster’s Mac & cheese, Concolon con Chistorra y langostinos (sabor súper fuerte y nada balanceado o agradable), roast beef roll (salado y sabor fuerte). El único que realmente nos gusto fue el Don Miguel roll… Una lástima!

El ambiente es súper, pero la comida no me encantó sinceramente. Pedimos pulpo de entrada que me pareció que estaba duro y unos porkbelly bum que la cebolla y pepinillo le robaba todo el sabor. Luego unos rolls que no estaban para nada destacables. El postre fue lo mejor, un helado de coco con base de piña caramelizada. La atención es buena pero puede mejorar.

La verdad no me fue muy bien en el restaurante. Para empezar cuando nos sentamos a la mesa preguntamos por los vinos por copa y se nos dios dos opciones en vino blanco, chardonnay o albariño, escogimos el albariño. Cuando nos trajeron el vino a la mesa lo trajeron en vaso, creo que deben preguntarle al cliente si lo desea en copa o vaso, en lo personal no me gusta tomar vino en vaso aunque sea la moderno. Con respecto a la comida pedí una entrada que tenia pulpo y podía tener buen sabor pero estaba completamente chicloso, me pareció muy mal preparado. Otra cosa con el servicio que no habían muchos mesas pero creo que habían 6 o 5 meseros atendiendo y varias veces queríamos pedir algo y mesero que nos acercaba nos decía que otro iba a venir a tomar el pedido, pero no fue así, 15 mins desde de que nadie llegara toco llamar de vuelta para que alguien se acercara a la mesa. Para sorpresa cuando llego la cuenta es que el vino por copa de la casa costaba $14 la copa, que me parece una locura cuando una botella de Albariño cuesta eso. La idea de pedir por copa era que no íbamos a tomar tanto pero unas copas de vino costaron prácticamente lo mismo que toda la cena. Lo que mas me duele fue que una noche especial de celebración la desperdiciamos en este restaurante.