Ha reaparecido este buen lugar de las terrazas de Multiplaza ahora en su parte remodelada. La decoración esta vez es más moderna y cuidada, me gustó mucho. Los ceviches son excelentes, muy frescos y bien hechos, es indispensable pedir alguno cuando vienes aquí o incluso se puede hacer la comida solo con ceviches perfectamente. Hay una buena selección de picadas o entradas también y platos más grandes todos con sabor latino.

He probado varios platos de Humo y todo ha estado excelente. Los platos principales en general podrían beneficiarse de 1 o 2 componentes adicionales. La mayoría constan básicamente de la carne o marisco con su salsa y una pequeña porción de un acompañante sencillo. Los platos terminan luciendo un poco vacíos. Habiendo dicho esto, todo lo que sí estaba en el plato estaba preparado de manera extraordinaria. De las entradas los pulled pork tacos, el queso ahumado y el brisket en hojaldre todos muy buenos. De los 3 el brisket seguramente el mejor. La hamburguesa de la casa y el derretido de queso en pan de cerveza negra muy buenos ambos. Los aros de cebolla que se pueden pedir para acompañar los emparedados son muy buenos, de los mejores de la ciudad. La corvina al mojo con yuca frita y las costillas de cerdos excelentes, aunque son un poco simples los platos en cuanto a componentes como mencionaba. De los postres probé el cheesecake de maracuyá y el brownie con helado excelentes ambos, aunque son postres bastante básicos. El restaurante tiene una decoración muy bonita. Muchos detalles muy bien pensados. Servicio atento y rápido, quizás sólo necesitan un poquito más de conocimiento del menú. Francamente el concepto de BBQ no me parece que está bien representado al 100%, pero dejando esto a un lado, todo lo que sirven está excelente.

La comida no es mala. Sin embargo este es un restaurante que pretende mucho por diversas razones (localización, precio, decoración, inversión, renombre) así que el estándar que se espera es bastante alto. Objetivamente todo estuvo entre regular y bueno. Iniciamos con la entrada de lechón asado que parecía comida de casa. La carne de cerdo deshilachada, frijoles negros, aguacates, crema cultivada, rebanadas de bollo...es como que encontré algunas cosas que tenía en la nevera, las calenté y me hice un plato. El sabor bien, pero hasta ahí. El menú decía también que traía tajadas de plátano maduro pero a mi no me las sirvieron. Los platos principales fueron la corvina en chicha de tomate ahumado con palmitos, se puede destacar que era una buena porción del pescado y estaba cocido correctamente, fuera de esto, la salsa no tenía sabor a ahumado como decía el menú y el plato en general no dejaba nada memorable, le faltaba algún otro complemento que lo hiciera más interesante y que los que estaban en el plato tuvieran mayor presencia, aparte de que utilizaban una rama entera de romero para decorar y un error tan elemental como utilizar un adorno no funcional en un restaurante como este me parece que está muy mal. El otro fue el tasajo de ternera, que venía con arroz con guandú y coco, que no se le sentía el coco. La carne del tasajo estaba buena, venía deshilachada en un platito a parte bien condimentada. Tienen una selección impresionante de postres eso si, 25 en total. Pedimos el cheesecake de ferrero rocher, que era un cheesecake común con trocitos del chocolate por encima que ni se sentía, servido encima de una piedra de sal que no hacía absolutamente nada por el sabor del postre. El otro fue el bizcocho de maíz nuevo que tenía una textura un poco chiclosa y el sabor muy simple. El servicio no estuvo a la altura por fallas básicas como rellenar los vasos de agua. La decoración y ambiente son muy buenos, aunque la temperatura un poco fría y la acústica no es la mejor.

Uno de los mejores descubrimientos recientes para mi. Fui 2 veces durante la semana pasada y la verdad me gustó muchísimo. Siempre busco lugares para comer buenos emparedados. Al llegar la primera vez me percaté que la mente detrás de este concepto es Edna Cochéz de Bistro Express. Eso hacía que todo tuviera más sentido, pues digamos que lugares bien montados y con una propuesta bien ejecutada cono esta no se dan "de casualidad". El menú es bastante extenso para el tipo de lugar, hay todo tipo de ingredientes incorporados en las entradas, empanadas y por supuesto los emparedados que son las estrellas. De las entradas probé el dip de alcachofas y espinacas y el de tomate gratinado con queso de cabra, ambos buenos, pero el primero muy superior, vienen servidos calientes y con tostaditas de pan baguette. De los emparedados en mi primera visita probé el panini ciprianito, con cordero, queso feta y satziki que estaba excelente. El otro emparedado que probé fue el Bahn Bahn, con panza de cerdo y un encurtido de zanahorias que estaba muy bueno también. Me quedo con el panini de cordero sin embargo, estuvo mucho mejor. Los panes son caseros y de excelente calidad. No llegué a probar postres, pero tienen una oferta muy buena y muy bien presentada. El servicio no deja nada memorable, pero no es malo. Me pareció eficiente y apropiado para el tipo de local. El ambiente es bueno, por estar dentro de un centro comercial muy concurrido pues eso le suma al ambiente del lugar, que es bastante pequeño. Es una excelente adición a la oferta de la ciudad y ciertamente uno de los mejores lugares para comer en Multiplaza.

Fui para el almuerzo con otra persona y me pareció bastante bueno. La oferta es de comida mexicana bastante tradicional. Platos conocidos de la cocina mexicana, no muy diferente a lo que ya estamos acostumbrados a encontrar en la ciudad. Pedimos unas enchiladas suizas de pollo y unas quesadillas de pollo. Al inicio de la comida te traen unos chips o totopos de cortesía con una salsa casera. Tienen un carrito con los ingredients de la salsa de cortesía que combinan al momento y ajustan de acuerdo al gusto de picante del cliente. Me pareció un buen detalle. La salsa y los chips estaban buenos. En cuanto a la comida, las enchiladas estaban muy buenas. Nada que criticar, todo en el punto correcto, buen sabor, suficiente salsa, queso gratinado por encima, acompañadas de unos frijoles refritos muy buenos. Las quesadillas sin embargo no nos gustaron tanto. El mayor problema fue que tenían demasiado pimentón verde en tiras por dentro y el mismo estaba prácticamente crudo, por lo que acaparaba todo el plato y no sé sentía casi que más nada que el sabor del mismo. De postre pedimos el flan que está excelente. Tiene que ser de los mejores de la ciudad, realmente superlativo. El servicio fue muy atento. No había mucha gente eso si, pero los saloneros estuvieron muy al tanto de todas nuestras necesidades. El ambiente es bonito pero me parece la distribución del salón un poco simple, como una sola sala, tipo lugar de eventos, no se ve tan bien.

Fuimos 3 a almorzar durante un día feriado. El restaurante tenía buena concurrencia de clientes esa tarde. Luego de examinar un poco el menú, al momento de ordenar nos enteramos de que no tenían disponibles varias cosas del menú. Inicialmente quería la causa, que no tenían, luego las papas rellenas que tampoco tenían. Me decidí por un especial de "tequeños de ají de gallina", que eran más bien unos rollos rellenos con el ají de gallina, servidos con salsa huancaína. Estaban buenos, pero de tequeños no tenían nada, cosa que no agrada mucho cuando se le ponen nombres a los platos sólo por el hecho de ponerles el nombre pero sin darle sentido al mismo en el producto a servir. También pedimos un ceviche tradicional que estaba bien. De platos principales probamos el lomo saltado, la jalea de mariscos y la corvina a la chorrillana. Todo muy bien. De postre pedimos suspiro limeño, pero no tenían. Pedimos un trío de mousse de chocolate, chocolate blanco y maracuyá que estaba bien. El servicio fue bueno, nada espectacular. La decoración y ambiente del lugar estaban muy bien, pero si es cierto lo de los comentarios de que el aire acondicionado está muy frío y es incómodo. Como es de cocina peruana bastante tradicional, falla un poquito en el tema de la relación de lo que pagas por lo que recibes. Excepto el lugar en en sí que es bastante bonito, pero la comida es bastante tradicional en lo que sirven. No es mala, de hecho me parece bastante buena, pero se esperaría algo mejor o un poco diferente o moderno por el precio.

Cenamos 2 personas un domingo y nos llevamos una muy grata sorpresa. El lugar es muy discreto en la entrada, pero adentro tiene una decoración muy bonita. Sumamente acogedora y elegante. La comida es muy buena, ejecutada perfectamente. Pedimos la ensalada caprese de entrada, un clásico, muy bien hecha, ingredientes de excelente calidad y acompañada de un pan de la casa delicioso. Pedimos luego 2 platos de pasta hecha en casa que francamente estaban espectaculares. Unos gnocchi en 4 quesos y unos tagliatelle a la boscaiola. De verdad de la mejor pasta casera que he comido en mucho tiempo, muy bien hecha. De postre probamos el tiramisu que estaba bien, bastante liviano en sabor. El servicio es muy atento. Esa noche había solamente un salonero atendiendo, que tenía muy buen entendimiento del menú y manejo de la atención.

Cenamos 2 personas un sábado y fue sin dudas una de las mejores comidas que hemos tenido este año. Nos prepararon un pequeño menú degustación de varios de sus platos de la carta. Todo estuvo excelente. Iniciamos con un shot de sancocho, con todos los sabores tradicionales y muy muy bien hecho. Seguimos con unas berenjenas servidas con un pan estilo pita, con pepitas de marañón que estaba muy bueno, al igual que la selección de panes de la casa con mantequillas compuestas que nos trajeron a la vez. Seguimos con uno de mis favoritos de la noche, la cochinita pibil ahumada 20horas, servida en un estilo de emparedado entre 2 tortillas de maíz crujientes. Excelente sabor, la carne suave, con 2 salsas que lo complementaban muy bien. Siguiente fue el "gallo pinto" con foie gras rallado, servido en un frasquito de vidrio como de conserva. Muy rico y original, me gustó que el gallo pinto fuera servido un poco caldoso en lugar de ser más seco como es tradicional. El siguiente plato fue el mejor de la noche, la corvina con recao verde y gnochis de yuca. La corvina estaba aderezada con el recao verde por dentro,enrollada y cocida quizás al vacío, en el punto perfecto, muy suave y jugosa y con un sabor espectacular, los gnochis hechos muy bonitos, de buena textura y sabor, acompañaban muy bien a la corvina. El último plato de sal fueron los piquillos rellenos de ropa vieja con salsa de queso de cabra, un clásico del restaurante, muy bueno. De postre nos brindaron el "Panamisu", versión del Tiramisu hecho con manjar blanco en lugar de queso mascarpone y servido con un helado de amaretto. Excelente postre. El servicio excelente. Los saloneros no sólo conocen la carta sino que se nota como están identificados con el estilo y visión del restaurante. Todo lo que nos sirvieron fue bien explicado y la atención a la mesa buena en todo momento. Muy recomendado. Nadie se debe perder la experiencia de comer en este restaurante.

Visité este restaurante en un grupo de 4 amigos. Tenía mucho expectativa en cuanto al concepto y no quedé nada descepcionado en la parte de la comida. El formato que presenta el menú da cabida a probar una gran cantidad de "platos" distintos, cosa que me agrada mucho. Probé una variedad grande de conos, de los cuales me gustaron mucho el salmón latino y el spicy crunchy tuna. También el lomito dragón estaba bueno. De los conos de yuca probé el de reina pepiada, que no me pareció que le hacia justicia a el relleno tan rico de aguacate con pollo normalmente encontrado con las arepas, pero estaba bien. Lo que más me gusto fue el cono de yuca en si, crujiente y con un sabor delicioso. De postre probé un cono de pie de limón, que el relleno era más bien un estilo de helado cremoso con sabor a limón y el cono hecho de waffle delgado, tipo cono de helado, pero recién hecho. Muy bueno. El servicio fue desastrozo en verdad, estuvimos ignorados por un tiempo, cambiamos de salonero un par de veces, no nos tomaban la orden, el estilo "casual" que manejan raya un poquito en lo descortés...entre otros detalles que no ayudan a la experiencia. Por la comida, sin embargo, vale la pena regresar. Hay una variedad extensa de combinaciones para probar y una vez logramos que nos tomaran la orden la comida fue saliendo a buen ritmo, batante rápido. El sitio es pequeño, que para mi es un punto positivo. La decoración moderna, con detalles como información de curiosidades escritas en las paredes y proyectadas también en pantallas de televisión que le dan un toque muy relajado. Una buena adición a la escena culinaria de Panamá.

Fui para almuerzo con una persona más. La decoración que tiene el lugar es muy bonita, se nota que está una mujer al frente del restaurante. Desde el mobiliario hasta el arte en las paredes; piezas muy bien escogidas en cada sección. El servicio es muy atento. El salonero que nos atendió hizo un muy buen trabajo, sin embargo daba la impresión que exagerada un poquito con ciertos gestos al momento de dirigirse hacia nosotros, pero lo hacia con buenas intenciones. Sólo que a veces eso parece un tanto fingido. De cualquier manera, el esfuerzo por servir bien se nota y eso es muy importante. La carta es relativamente sencilla. Creo que las partes más interesantes son las entradas y las hamburguesas. Tienen ensaladas y platos fuertes también, pero no resultan tan atractivos. Probamos unas croquetas de jamón de entrada. Estaban sublimes. Mucho mejor que las de auténticas cafeterías cubanas en Miami. Un relleno suave y con buen sabor del jamón. Me gusto que no se intentara hacer nada "innovador" usando jamón serrano o prosciutto ni nada de eso, sino un buen jamón ahumado y listo. Estaban realmente excelentes. Las sirven con trocitos de dulce de guayaba y queso blanco, que son buen complemento, pero en verdad no lo necesitan. Luego pedimos 2 hamburguesas. La primera que quería no pude ordenarla porque no tenían los huevos de patio que lleva, asi que probamos una con salsa barbacoa de la casa y otra con hongos, queso suizo y cebolla caramelizada. Ambas muy buenas. A destacar el sabor y calidad de la carne, excelente. Sin embargo, lo que para mi fue simplemente espectacular fueron las papas fritas. Perfectamente crujientes, bien sazonadas, delicadas por dentro...muy buenas. Les hacen alguna forma de "apanado" en el exterior antes de freirlas que las convierte en algo totalmente diferente. Tomamos una limonada y un jugo de fresas que estaba muy rico., pero tienen un bar completo con una selección de bebidas bastante interesante.