Kingpot

una experiencia de sabores perfecto para una salida en pareja o con amigos la atención genial y la explicación del menú para quienes van por primera vez súper por parte de las chicas.

Es una experiencia , pedimos el caldo de hueso y otro tipo spicy thai que se complementan muy bien ,lo pedimos con rib eye que es miy rico, hojas de mostaza,loa dumpligs y fideoa recomiendo cocinarlos en el plato porque sino quedan sobrecocidos.

Restaurante bien decorado, bonita atmósfera, servicio puntual y amable. La particularidad es el hot-pot, la posibilidad de cocinar en la mesa. Una experiencia que merece. Comida de media calidad, no maravillosa. Dicho esto, experiencia que hacer.

Llegué por una invitación familiar para conocer el estilo genuino de la comida de China, del lado norte. Es un estilo para sostener largas conversaciones en la mesa porque pides diferentes tipos de carnes y acompañamientos y vas a cocinarlos en una estufa empotrada en el centro de la mesa. Me gustó por lo sociable que se hace el tener que cocinar y degustar con las tertulias. Debes escoger de primero los caldos o la sazón con las que vas a cocinar, las carnes que se calcula por cada comensal, los fideos, verduras, vegetales. Recomiendo hacer lo que son pescados y mariscos en un pot con caldo y las carnes en otro pot. Al final después que has degustado todo, se sazona con especies o salsas que quieras el caldo y lo sirven a cada uno de los comensales. Para beber los tradicionales té chinos, o un vinito oriental.

Estaba muy emocionada por comer hotpot por primera vez. Debo decir que la comida estaba muy buena. Pedimos un caldo clásico con hongos y un caldo szechuan. Dumplings, carne y fideos clásicos. Lo que más me gustó fueron los dumplings y el caldo con hongos. También tienen un bar de salsas increíbles. Las probé todas! El joven que nos atendió fue muy amable y atento. Para poder disfrutar el caldo szechuan, tenías que estar purgando los granos de pimienta de la muerte, porque sólo bastaba que tu lengua las tocara accidentalmente o que se disolviera en tu plato; luego no podíamos respirar. No era el picor, era como si te echaran gas pimienta. No sé a quién se le ocurrió la gran idea de poner este ingrediente en un caldo. Me gustaría regresar pero está bastante caro.