Hice una reserva con una amiga, y llegamos tarde, pero igual nos hicieron un lugar y nos atendieron sin problema. El servicio excelente.
De entrada pedimos un Carpaccio de res, que lo sirven con unas rodajas de pan seco, con alcaparras y aceite de oliva, pero nada demasiado invasivo, sabores sutiles y delicados. También pedimos un ceviche y, muy delicioso con un toque de mango, y unos crocantes de yuca muy buenos.
De plato fuerte pedimos el lomito, espectacular la carne, el punto de cocción, pero viene acompañado con un puré muy líquido que casi no se puede comer con el tenedor, y unos edamames que de verdad no fueron de lo mejor. Tan tostados que predomina el sabor a quemado sobre el sabor principal.
El ambiente bastante eclectico, reggeton al principio pero luego mejoró! La atención impecable. Podría regresar, lo recomiendo a gente mayor de 30 que quiera pasar un momento agradable con sus amigos.