Calíope es hija de Zeus y Mnemósine, es considerada la reina de las musas, quienes son la inspiración para los creadores. En este restaurante del mismo nombre y en honor a ella, parece que la musa se extravió. La inspiración para una comida de autor, que indique novedad culinaria en una gastronomía que invite al placer de los sentidos no está presente. Un menú aburrido, despreocupado y aparentemente repetitivo, sin atención a lo local y estacional, lo que comparado con el costo y la pretensión no vale la pena. Degustamos varios platillos que en proporciones parecían bien, pero servidos en solitario. Por ejemplo, comí entraña, nada para extrañar, servida con una crema de brócoli muy ácida y unos espárragos al dente y muy quemados, que más que acompañantes eran la base del plato. Mis amigos comieron el pulpo, el pork belly y la corvina sobre risotto. Todos de la opinión que era regular y nada especial como se mira en la web. En cuanto a los vinos una carta modesta con Malbec de Mendoza a buenos precios. Los postres lo mejor. El servicio a destiempo; llega la comida y nada que aparece el vino. Cero orientaciones y recomendaciones de rigor a los comensales. Un ambiente chevere, cómodas las sillas, lo que permite estar confortable para un larga platica. Calíope en imágenes reina en el lugar. Si lo que quieres es pasarlo bien tomando vino y cócteles pueden pensar en esta opción en CASCO.
