Fue nuestra primera visita a La Cantina de Villa, y la experiencia fue muy grata. Los platos (sopes, arrachera, pastor, albañil, suadero, Pancho Villa, cantaritos) estuvieron buenísimos y auténtico. La atención muy buena, siempre pendientes. Y el ambiente de cantina inigualable!

En días pasados visitamos este restaurante y salimos muy satisfechos. Desde las entradas - Jalea del pescador, a los platos fuertes - arroz chaufa, parihuela, lomo saltado, sushi, a los postres - cheesecake de lúcuma y el brookie, todo estuvo excelente. Siempre pendientes de que todo este bien. La recomendación del cheesecake de lúcuma estuvo 👍🏻

De vuelta en Mumu, nos encontramos con un menú ampliado, con unas adiciones bajo el concepto fusión que bordea en la genialidad. Obviamente, optamos por probar los platos nuevos, entre ellos las costillas de cerdo glaseadas en salsa de tamarindo acompañado de un tamal de olla - las costillas cocinadas al punto de que se separaban solas del hueso! También probamos la crema de zapallo con mariscos y coco, excelente. De entrada pedimos unos tacos de pescado que no me acuerdo si estaban ya en el menú pero eran nuevos para mi, buenísimos! Y me encontré con que ahora…habemus postres!!! Desde hace rato esperábamos los postres en Mumu, y la espera valió la pena! Degustamos la mamallena de mango y el flan de chicheme, ambos excelentes.

De vez en cuando se encuentra uno con estas gemas gastronómicas - Gentile Gourmet es una de esas. Hay opciones para todos los gustos. El servicio podría mejorar en rapidez. Pedimos unas empanadas criollas de entradas - muy ricas. De plato fuerte probamos una diversidad de platos: arroz thai, bandejita paisa gourmet, quiche de pollo, fetuccine de mariscos, steak funghi, acompañados de sangría. Volveremos.

En días pasados visitamos este lugar. La llegada fue una semi-aventura porque está medio metido en instalaciones de Corozal que eran de uso militar. Es más, había hasta una garita que recordaba el ingreso a la Zona del Canal en tiempos anteriores al Tratado Torrijos-Carter. Una vez adentro, te transportas a un rincón de Texas con ese ambiente de bbq. La oferta gastronómica es buenísima, los briskets, el pulled pork, chorizos, etc, bastante auténtico - lo digo yo que viví en Texas como estudiante. Los platos para 3 y 4 personas dan en el clavo.

Hace rato visité por primera vez este restaurante - no, no voy a tirar la cédula diciendo cuándo fue, suficiente decir que fue hace mucho tiempo ja, jaa. Me alegra ver que han sobrevivido y que les va bien, fui un domingo en la noche y el local estaba lleno. Tienen una buena variedad de rollos, ramens, entradas, bebidas y cocteles. La sazón la hallé un tanto salada, bien pero salada para mi gusto. La atención es buena pero esa noche, quizás por lo lleno del local, estuvo un poco lenta.

Esta fue nuestra 2da visita a Ciao Ragazzi Obarrio. Desde nuestra primera visita nos encantó pero en aquella ocasión no escribí mi reseña. Las pizzas son fabulosas, la masa delgadita y tienen una variedad respetable, desde la Montanara a la más tradicional prosciutto funghi, te cautivan. Las pastas buenísimas también, lad probamos al pesto, a la pescatore, con salmón, amattriciana, y más. El ambiente es muy acogedor ya sea adentro o en la terraza. La atención siempre ha sido de primera.

Fue nuestra primera visita a Tosto Coffee, aprovechando que lo tenemos más accesible en Altaplaza. Fuimos para desayuno y nos encantó que ofrezcan desayuno todo el día. Mis huevos criollos estuvieron en el punto justo de cocción solicitada y el hojaldre 507 estuvo espectacular. El desayuno panameño y el chicken con waffles muy buenos también. La atención estuvo impecable. La estrategia es llegar a las 9am cuando abren y cuando uno termina de desayunar ya el centro comercial ya está abierto.

Hace rato quería probar Fosters, pero me quedaba muy lejos; ahora que están en SoHo, santo remedio! Definitivamente que las hamburguesas son su fuerte, la variedad es increíble! Pedimos la Mushroom, Onion Ring, Cheese Lover y la Fosteriana. De entrada pedimos unos nachos,; la única patinadita de la noche fue que cuando pedimos platitos para servirnos los nachos (éramos 5 en la mesa) nos trajeron 2 y nos dijeron que eran los dos únicos platitos que tenían, y en el restaurante sólo estábamos nosotros, ¿¿¿Cómo así???!!!

Este es uno de los restaurantes icónicos de Panamá. Es la 2da vez que lo visito; la primera vez fue hace 30 años!! Pude constatar que la variedad y calidad gastronómica se ha mantenido, al igual que la impecable atención. Pedimos unas arañitas de entrada y de plato fuerte el robalo a la marinera con langostinos y marisco, fabuloso y de porciones muy generosas.