Uno de mis 4 lugares favoritos de Panamá. Lo único que le falta es una buena carta de cocteleria, pero según me comenta es la sorpresa del 2017. Suerte.

Espectacular almuerzo con amigas!! La sorpresa es que los precios son un poco más bajos y su carta mas recogida. Muy buenos cocteles y como siempre la atención maravillosa.

La recepción de sala es muy buena. El ceviche de corvina, los langostinos y los cortes de carne estupendos. Incluso el punto del pescado no estaba mal. Agradable sorpresa El servicio algo perdido y la decoración muy pretenciosa. Lo recomendaría para comer rico en el área con amigos.

Buscaba mas autenticidad, me quede con las croquetas que eran caseras de verdad. Lo demás platos son bastante mediocres con precios de lujo.

Descubrir un lugar con ese servicio y esa calidad en mitad de la ciudad te alegra el paseo. Ya sea por negocios o de compras. Nina es el bistro que te gusta encontrar en las grandes ciudades. Seguro lugar de encuentro y de placer en mitad de la jornada.

Si busca un buen café y una comida sencilla pero rica quizá aquí te encuentres cómodo si acudes sin pretensiones de servicio eficiente y no eres un gourmet cafetero. Acepte la recomendación de las empanadillas chilenas y me alegré mucho, mi compañera no tuvo la misma suerte y después de un pie empalagoso se atrevió con un cake sobrado de azucar que terminó a duras penas.

Admirable la labor del Chef Andrés Madrigal por haber creado en muy poco tiempo un lugar amable, humilde y generoso. Rico en cultura y gastronomía para la ciudad de Panamá. Cada cambio de carta es una excusa perfecta para celebrar algún encuentro con viejos amigos, o simplemente en pareja. El bar transformado en restaurante del piso superior tiene ese encanto de los lugares con sentido. Los que buscan servicios recargados, cartas clásicas y mucha pompa aconsejo escojan otros lugares. A Madrigal mejor acudir relajado, dejarse aconsejar y beber un buen vino en compañía. Recomiendo probar la Sepia y conchuelas con alcachofas y el Berrugate con jardinera de verduras, freco, hecho al momento, espectacular. La carta de vinos nueva todo un descubrimiento! No solo por su completa variedad (y alguna sorpresa), también porque los precios no son los desorbitados de algunos hoteles de la ciudad. El servicio ha mejorado mucho, la cocina esta que se sale.

La amplitud y el buen gusto del local junto con un buen recibimiento te hacen sentir cómodo. El "margarita" no es apto para puristas que buscan el cóctel original. (Ver receta de Madrigal) pero abre el apetito. Los nachos deliciosos y el guacamole hecho al momento en su pocito insuperable. La carta da para aciertos aunque las enchiladas se quedan algo flojas. Lamentablemente nos encontramos con una fiesta privada en el lado de la terraza con megafonía y karaoke, nos fuimos a tiempo de no amargarnos la noche. Hasta ese momento, Muy agradable.

El sitio es precioso, entrar en un jardín rodeado de torres es entrar en otra dimensión. La recepción amable y cálida. Disfrutamos de la cena pero sin sorpresas. Lo mejor el colon de pollo por sencillo auténtico y sabroso. Las costllitas de cordero estaban secas y la corvina perfecta de cocción pero sin hacerte perder el sentido. Por eso al final me resulto una experiencia un tanto cara. Dos entradas, dos principales, un postre, un café y una botella de La Granja de Alejandro Fernández 145 mas propinas.

Cuando entras en un sitio pensado con sentido y buen gusto dentro de la sencillez ya empiezas a disfrutar. La atención y el ambiente apetecen desde el inicio. Y no pasas frío! La carta me pareció muy divertida aunque tienes que saber pedir. Mejor dejarse recomendar. El pulpo y los rollitos de pescado que nos sugirió el camarero estaban deliciosos. La hamburguesa que pensábamos un valor seguro estaba salada y algo seca. La chesse cake riquísima. Repetiremos seguro y en familia.