Este restaurante lo conocí por casualidad, estaba buscando por vía Argentina una opción diferente para almorzar y me llamó la atención esa mini terraza... Entré y lo que percibí fui un pequeño espacio decorado con foto de artistas cubanos y algunos productos de allá... Solicité varias de entradas, primero unos patacones rellenos de mariscos "muy deliciosos por cierto" luego un sandwich cubano y luego unas yuquitas fritas... todo el servicio me pareció atento, sin empalago. Hay un señor muy amable que visita tu mesa y te consulta si todo esta muy bien... Dentro de todos los restaurante en la ciudad es uno de mis preferidos, aunque sus postres no son mi fuerte, su comida lo compensa. Lo recomiendo altamente!

Me impresionó su decoración e inmensa altura... platos muy tradicionales nada del otro mundo.

Visité la Mar acompañada de mi novio y ambos quedamos fascinados. El ambiente nos envolvío y nos quedamos aproximadamente 3 horas sin darnos cuenta. Desde el inicio todo fue fabuloso, pedimos un plato que estaba como especial del día en un gran tablero, el plato se llamaba (causa crocante) de principal el pidió dorado y yo pasta afrodisiaca...simplemente este restaurante se convirtío en nuestro restaurante preferido!!!