Queríamos comer algo diferente y en Altaplaza no hay tantas opciones. Nos animamos por Mercaito, especialmente porque tienen el menú impreso en la entrada y puedes leerlo sin tener que entrar a pedir la carta. Yo pedí un pollo con aderezo de piña y chimichurri acompañado de patacones. Mi esposa pidió la ropa vieja acompañada de concolón de arroz con coco. El pollo excelente, la piña estaba sazonada con clavito de olor y el chimichurri tenía un toque de pimentón y todo junto combinado creaba un sabor totalmente inesperado. La ropa vieja venía servida sobre arroz con coco y toques de plátano maduro. Y el concolón de arroz con coco estaba extraordinariamente crujiente y con un sabor muy delicado. El servicio fue muy bueno y la entrega de la comida aunque un tanto demorada valió la pena pues puedes ver la cocina trabajando desde el comedor y es evidente que casi todo lo preparan en el momento que lo pides. Definitivamente volveré.

El ambiente es más o menos sencillo, la decoración con motivos japoneses es la usual en un restaurante que aspira a dar el sentido de comida oriental, pero el mobiliario es hacia el lado sencillo: funcional y cómodo. Te ofrecen palillos para comer de entrada, pero puedes pedir tus cubiertos y en un minuto te los tienen. Las entradas son muy buenas y tienen buenos precios: los rollos primavera y las gyosas están muy bien, pero lo mejor es el pollo karage con su salsa: este es la estrella de las entradas. Son cinco buenos pedazos de pollo, bien cubiertos de un crujiente apanado (no estoy seguro si lo hacen con harina de papa o de maíz... realmente no importa, están buenísimos). La mejor opción para el que no quiere ramen es quizás el bento, tiene de todo un poco, incluyendo entrada y postre. En esta ocasión pedí la carne koreana con arroz aromático, venía con rollos, gyosas, ensalada y un jin deui (simplemente delicioso). La carne no era filete y pienso que, tomando el cuenta el precio y el escaso número de pedazos ofrecidos, debería ser filete. De sabor muy muy buena, de textura algo chiclosa. Mi acompañante pidió el bento de pollo tonkatsu con yakimeshi. El yakimeshi está muy bueno, como Dios manda, bien sazonado, una porción respetable. El pollo y su apanado estaban bien de sabor. No estoy seguro de que hayan usado panko en el apanado, la textura era muy lisa y suave, pero el sabor estaba muy bien. La salsa tonkatsu que le ponen sabe mucho a ketchup (de hecho, se puede preparar a base de ketchup) y pienso que le restaba más que sumarle al sabor. En general la experiencia es muy buena en sabor y, por el precio, de seguro que estaré regresando a probar otras cosas, especialmente el ramen, que es lo que más promocionan.

Esta es la mezcla de la experiencia de mi familia de tres adultos que vamos regularmente a comer comida japonesa y que visitamos este restaurante en dos ocasiones en el término de una semana (sucursal recién innaugurada de Centennial). Ante todo, la ambientación del lugar es excelente, muy cálido, todo muy cómodo. Los menús vienen en unas tablets y son algo difíciles de manejar, pero en general ayudan a entender al no iniciado en cuanto a en qué consiste cada plato. Del menú hemos comido varias cosas que valen la pena destacar. El teppanyaki mixto de pollo, carne y camarones es muy bueno. Los camarones estaban duros, pero tenían buen sabor. El filete fue extraordinario y tanto a mi esposa como a mi nos parece el mejor de todos. El pollo también estaba muy bueno, suave, en su punto. El primer día que fuimos mi esposa pidió los vegetales con su teppanyaki de filete. Los vegetales eran un tributo a la cebolla (y ella lo pidió sin cebollas) y contenía pedazos grandes de apio, lo cual los hacía difíciles de comer. Yo pedí mi mixto con yakisoba que estaba muy bueno, quizás un tanto hacia el lado salado, pero no impedía degustarlo. El yakimeshi fue la opción de mi hija y estaba extraordinariamente bueno, tan bueno que la segunda visita que hicimos en la semana fue la opción que los tres pedimos con nuestos teppanyakis. La decepción vino aquí... o cambiaron al cocinero o tienen serios problemas de reproducibilidad en la consistencia de los platos. Nos sirvieron un arroz sin mucha alma, pálido, insípido, con un par de trocitos de huevo perdidos en unos granos pálidos y de sabor blando. Realmente no se comparaba al de unos días atrás. La consistencia en las carnes (filete para mi esposa y para mí) y el pollo (de mi hija) mantuvieron su calidad. Creo que están en adaptación todavía, pero espero que puedan corregir, pues los precios son hacia el lado alto y la calidad inconsistente no va de la mano con esto.