El restaurante tiene un ambiente agradable, con una decoracion elegante sin ser complicada. Se perfila como un lugar optimo para una reunion intima o conversacion de sobremesa. En cuanto a la comida, pedimos de entrada Carpaccio de salmon con alcarparras, estuvo bien aunque no lleno mis expectativas. De plato fuerte fueron Nochis rellenos de queso mozarella, nunca vi el queso... pero me dijeron que por alli estuvieron!!! Bueno, mi pareja ordeno Espaguetti frutti di mare al cual califico con un discreto 4.3; de postre todos pedimos pastel de manzana con helado de vainilla, sencillo pero muy rico. En general debemos volver para darle una oportunidad de reivindicarse. Lo recomiendo.

Tal vez los comentarios destinados a está página deben centrarse en la comida, pero definitivamente debo iniciar por comentar la calidad superior del servicio de esté lugar, el cual confieso, es primera ves que visito. Ojalá hubiese recordado el nombre del señor. El ambiente es auténticamente casco antiguo; remozaron totalmente una de las edificaciones coloniales, conservando las estructuras de manposteria que le dan personalidad y carácter al lugar. Incluso tienen dentro del local un pozo cuya historia es contada por el mesero de forma muy curiosa y amena. Respecto a la comida, tienen unas 10 opciones de entradas, yo me fui directo al 1er. plato, me agrado mucho el gnochi con tomates cherry sobre una cama de queso rayado. De plato fuerte, la corvina a la plancha con berenjenas y pimentones estuvo aceptable. Las porciones son aceptables para su relación con el precio que presentan a la carta. Hago la salvedad que no probé los postres, pero de 7 posibles opciones 5 consistían de chocolate, teniendo acceso en nuestro país a tantas variedades de frutas, sugiero variar un poco las posibilidades. Definitivamente volvería a ir, se muestra ideal para una salida de buena comida y buena conversación.

Muy buen servicio, el mesero hizo una explicacion clara y detallada de la especialidad en cortes argentinos. Recomiendo la entrana bien cocida. El pan campesino caliente y el chorizo de ternera de entrada ayudan a esperar los platos fuertes.