El mejor capuchino de la ciudad está en este lugar. Tienen variaciones de café, como en ningún otro sitio. Las tostadas son del otro mundo y los dulces de zanahoria o naranja, un hit. El ambiente y la decoración un plus.

El Concolón está bien pero no inolvidable. El pollo frito viene acompañado con un puré genial y una especie de encurtidos. Buena combinación de ingredientes y de texturas. No obstante, vi los precios un poco elevados para lo que realmente ofrecen.

Ensalada Berenjena Trípoli fue uno de los platos que pedí. Hubiese estado mejor pero le pusieron mucho tzatziki. Así que eso mató algo la magia de la berenjena. Kibbes de carne, estaban bien, al igual que las hojas de uva. Ambiente que se complementa con el típico show de la chica bailando música árabe con una lámpara en la cabeza. Pondría unas mesas más sencillas, las que están en la terraza son muy grandes y eso impide que interactues con las personas que te acompañan. Las sillas también son algo incomodas. Sin embargo, es un buen lugar.

Las empanaditas colombianas (las de papa) son un éxito. Pedí unos langostinos y estaban bien. El ambiente es buenísimo. Los precios, un poco caros como el 80% de los restaurantes en Panamá.

Me encanta. Pedí un risotto de hongos, y es de los mejores que he comido: buena textura del arroz, tenia bastantes hongos mezclados otros ingredientes. La porción es la ideal. La presentación fue impecable.

El lugar es bonito. Desde la terraza uno puede ver el mar y su encanto. Pero, el precio de los platos es muy elevado para lo que realmente son. La comida no es inolvidable para tener esos costos de restaurante cinco estrellas. La descripción de los platos en el menú, no tiene nada que ver con el producto final y la atención es bastante regular. Por ejemplo: en mi pescado frito nunca vi los ingredientes que se prometían en la carta. La chica que nos atendió fue poco empatica. Más bien me pareció un tanto grosera. Pedimos dos cervezas y estaban calientes y eso nos hizo pedir vasos con hielo. En fin, el lugar no tiene nada extraordinario.

Rico, café y postres deliciosos. Lo único malo, lo que ocurre con la mayoría de lugares en Panamá: precios muy elevados para lo ofrecen.

Sitio para echar cuentos con los amigos. Cocinan muy bien. Y la sangría es buena. Lastima que los domingos cierran temprano. Los montaditos de serrano absolutamente recomendados, también las papas bravas y el pan con tomate.

Para un café, para un postre, para almorzar una rica ensalada. Para hablar con los amigos. Es un lugar versátil, bonito y con un menú variado. Tiene buenas opciones de ensalada para las que estamos siempre en dieta eterna. Las de quinoa están muy bien.

Pedí un ajiaco. Estaba muy bien, aunque el precio me pareció excesivo: $17.50. El ambiente está muy bien. La decoración es insuperable y el servicio es normal. Es un restaurante bueno, pero no inolvidable.