El restaurante es muy bonito. El estacionamiento muy escaso. El tiempo de entrega de los platos a la mesa es muy largo. Hoy las bebidas se demoraron mas de 15 minutos en llegar. La entrada casi media hora y los platos fuertes de 3 solo llegaron 2 casi 45 minutos después, fríos y salados y nos avisan que el tercero se había quemado en el horno. Tocó pedir otro plato. Pasaron la cuenta con el plato quemado y tocó devolverla. Como cortesía ofrecieron un postre que nunca llegó. Pésima experiencia.

He ido tres veces y me ha gustado su comida y servicio. Mis dos primeras ocasiones fueron a medio día de dos sábados. Anoche eramos 6 personas y si bien el restaurante estaba llenos, el tiempo de espera fue de más de una hora. El mesero nos sugirió pedir entradas y platos fuertes al tiempo, lo que a pesar de no ser nuestra idea aceptamos, pero la verdad estuvimos a punto de pararnos e irnos, pues la espera fue muy larga y cuando preguntamos por nuestros platos el mesero no fue ni muy amable al explicar que la cocina estaba congestionada. Si el restaurante tiene X puestos, debería estar en capacidad de atender a toda la gente que llega en tiempos razonables.

Hemos ido con frecuencia porque la comida es buena, pero las últimas dos veces nos hemos sentido “regañados” por las meseras. La experiencia en cualquier restaurante debe ser agradable pues uno paga para pasar bien y sentirse bien atendido.