Aunque unos clientes que se hospedan en el Hotel Deville nos habían recomendado el restaurante, no habíamos ubicado el área hasta que nos dijeron al lado del Tower Bank. Al llegar el servicio de valet parking fue muy apreciado pues llovía que daba miedo. Las recomendaciones de platos española e italiana son tentadoras, pero teníamos poco tiempo para almorzar y tuvimos que irnos por el menú del día, que por $15 incluyen la entrada con opciones de tapas, sopa o ensalada, mi jefa y yo escogimos la ensalada cesar y nuestra invitada seleccionó las croquetas de cocido, en el plato fuerte seleccioné unos fetuccini al óleo con brócoli, hongos, berenjenas y pimentones, realmente fue lo que más me gustó, mi jefa prefirió el pollo relleno de beicon y queso y nuestra amiga, como buena española seleccionó el rabo de toro con patatas, todo estaba muy bien presentado y rico. Los postres incluidos en el menú, mouse de maracuyá y sorpresa de chocolate, no tenían nada que pedirle a los chef pasteleros franceses, super!, de cualquier forma, volveremos con más tiempo para probar la sangría blanca y la paella, hasta entonces...

El estacionamiento sigue siendo un problema en esta área, sin embargo al entrar nos atendieron muy bien desde que llegamos. El restaurante estaba bastante lleno y nos dieron la única mesa que quedaba, que casi no nos podíamos sentar, pero la aceptamos. La gente no hablaba, gritaba, lo cual da un ambiente de mercadillo que al principio me alteró un poco, pero ya estábamos allí. Me encantó la vajilla y la cristalería que usan, sobre todo las copas altas y elegantes y los cubiertos eran super "chic". La cortesía que ofrecieron fueron muy apreciadas porque la comida demoró un poco, pero tolerable en función de la cantidad de personas que habían antes de nosotros. Las ensaladas no estuvieron muy buenas, pero los platos fuertes, carnes y las salsas estaban muy bien. Las guarniciones las cobran aparte, lo que me pareció que más que beneficiar al comensal lo que hacen es aumentar la cuenta. Los postres estuvieron muy ricos, pero la cuenta estuvo mejor, en esta vuelta no me tocó pagar!

Las ensaladas son muy buenas, pero cobran adicional si deseas pedir un poco más de aderezo, lo cual no me pareció correcto, si sencillamente me gusta la ensalada más húmeda. Los postres son muy ricos, bonita presentación, aunque me parecieron un poco caros. El servicio puede ser mejor, las chicas son rápidas al atender cuando uno llega, pero luego se olvidan de que uno existe y hay que estar llamándolas, sin embargo, la experiencia en general fue buena.

El menú ejecutivo está completo y bueno, aunque no para todos los días. La relación precio calidad es adecuada, las porciones son pequeñas pero suficiente, por lo menos para una chica que come poco y valora los sabores. Lo que más me gustó fue la atención y la ambientación del lugar, aunque no había mucha gente, el lugar se sentía cálido.

El lugar es muy acogedor y el personal aunque amable está un poco perdido, la comida en general me pareció regular y cara, con excepción del vino que tenía muy buen precio. Personalmente comí unas croquetas que tenían mucho sabor a grasa y estaban carísimas, el rabo de toro le falta cocimiento y a la crema catalana le faltaba consistencia. No hice la mejor selección en los platillos.