Este restaurante se jacta de ser unos de los "tops" de Panamá; sin embargo muestra el irrespeto de ciertos dueños hacia su clientela. El ambiente es rustico, incómodo y ruidoso, presentando una identidad de crisis donde tienes un área que parece un parque lleno de gente, una esquina con un ambiente más acogedor aunque pequeño e igual de incómodo y una terraza para fumar. El menú no es nada extraordinario, precios moderados, opciones pobres y la grosería de presentar al final en rojo la orden, no recomendación, de "no pedir la carne bien cocida", tuve la osadía de preguntar al mesero el porqué de esto, muy apenado me responde que es porque el chef opina que así se echa a perder la carne, al menos si su carne nacional e importada fuera de calidad, pero es la misma que encuentras en cualquier supermercado o donde el chinito con una sazón pobre e insípida. La comida presenta otra identidad de crisis, donde hace el triste intento de ser gourmet pero con un estilo familiar resultando ser solo un plato con comida con un sabor mediocre y no una experiencia al paladar. La peor ofensa de este lugar es al momento de hacer una reservación, la hagas con tiempo o a última hora, te vas a encontrar con la sorpresa de si a la chica que te tomo la reserva no le gusto tu tono de voz o no le dio la gana, tu reserva se pierde. O peor todavía, reservaste una mesa para tu familia y llegas temprano, te mandan a sentar al bar, a pesar de que la mesa este lista al frente tuyo. Según los dueños, uno no puede sentarse en su mesa reservada al menos que llegue todo tu grupo porque arruina la “imagen del lugar” al tener una mesa con solo un par de personas. Al parecer ellos saben más sobre mi grupo de personas invitadas que yo y su restaurante es tan "exclusivo" que no pueden tener una mesa sin llenar. Market no tiene diferencia que ir a comer a un McDonalds, en Panamá hay suficientes lugares donde no hay que tener que soportar tanta ofensas a los 5 sentidos. Estan advertidos.