Fuimos hoy 4 de noviembre y no sé si porque tenían más clientela que la habitual, pero el servicio deja mucho que desear, no podíamos ver el menú de la mesa y de muy mala gana nos dieron para verlo, pedido botellas de agua y casi la tiran en la mesa sin vasos ni nada, pedimos el pollo con papas y sin siquiera preguntarnos nos pusieron la miel encima, pedimos cambiarlo pues mi hija no come miel y no lo hicieron, que pena pues siempre nos había gustado el ceviche de pulpo, las torrejitas de bacalao y las tiras de pollo, parece que la mesera de afuera estaba molesta hoy por tener que trabajar, pues no fue el único mal trato que percibí en las mesas. Una pena por el gran trabajo que hace el chef y por los turistas que visitan el lugar.