Fuimos por mi cumpleaños. La comida pedimos risotto los dos. De sabor muy bueno, el punto perfecto del arroz, pero una porción muy pequeña, no vale lo que cuesta. Te obliga a pedir otro plato más si tienes hambre, lo que convierte la cena en un precio final de lujo, a precio medio de 25 dolares para arriba el plato. Y para ser de lujo, además, debe tener un servicio a la altura. La persona que nos atendió fue muy arisca y desagradable. No nos ayudó con la comprensión de la carta, diciéndonos que "ahí esta escrito en la carta" cuando preguntamos. SÉ LEER. Pero la carta es algo compleja y se agradecía una breve explicación. Algo normal. Pero no tuvo ni cercanía ni amabilidad. No se pide halagos ni agasajos, sino algo normal, una amabilidad normal. Así que el servicio no está a la altura del lujo que pretende este restaurante. Por último, para ser un restaurante de lujo tenía fallas en la iluminación, apagándose cada 2 minutos, obligando a los comensales a mirar la carta CON LA LUZ DEL CELULAR!. Es genial un ambiente íntimo pero de ahí a no ver bien ni el plato y mucho menos la carta hay una diferencia importante. Muy incomodo. Por último, no tuvieron ninguna consideración con el tema del cumpleaños, diciéndonoslo claramente, que nada de detalles. No fue la mejor experiencia.

La ubicación exclusiva y vistas a costa del este impresionantrs, comida pedimos rissoto pescatora, muy bien de cantidad y delicioso pero de verdad; y ravioli funghi que si bien sabia exquisito, era una cantidad ínfima, mal ahi. Los meseros no tan atentos como se espera de ese lugar, ni se preocuparon por poner la misma decoración de todas las otras mesas en la nuestra, mal ahí.

Decoración típica del medio oriente y el personal siempre con una sonrisa y muy atentos, la comida es fresca y dentro de las calidades típicas para este tipo de restaurantes, belly dance los sábados si te sientas del lado de fumadores.

El arroz a la marinera es muy digno y merece la pena. El ambiente es elegante aunque pecan de aire acondicionado al máximo y es desagradable si no llevas manga larga. La atención muy amables como es normal en este tipo de restaurantes.

Los fetucinni strega valen lo que cuestan (25$ el plato sin los descuentos de degusta), la pasta más super sabrosa y casera que he comido en mucho tiempo. Ese plato es un imprescindible en Panamá. Pero la pizza es muy básica, no vale lo que cuesta (14-18$), son pizzas pequeñas, con buenos ingredientes pero no dicen nada de nada. Muchos meseros, la atención es constante y muy amables.

Ambiente distendido tipo plaza, el menú está impreso en un vinilo, muy original, buena música, la comida divertida, los patacones rellenos con carne lo más rico.