Antonio G.
Gastrónomo
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Septiembre de 2012
7 comentarios en Panamá
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Maito
Uno de los mejores restaurantes de Panamá, lleno de personalidad, buen gusto y saber hacer. Todo, desde la amabilidad del personal cuando uno llega hasta la calidad del café que cierra la comida, invita a volver. Los platos tienen un equilibrio muy logrado entre originalidad, fusión bien entendida, frescura y seriedad. Concretando, no se pierdan los camarones en rösti de plátano, sabrosos y ligeros a pesar de la fritura; la ensalada de queso de cabra, en su punto justo de horno; la pizza de jamón serrano y brie, los dos de gran calidad; los ravioli de hongos, que envidiaría cualquier restaurante italiano de la ciudad; o la carne, tierna y hecha lo justo. Hasta la mantequilla de tomate que recibe al comensal está bien conseguida. La casita que alberga el restaurante es acogedora y amable. Tiene incluso un pequeño jardín (una verdadera rareza en Panamá) que hace muy agradable cenar en la terraza, viendo los cultivos de hierbas aromáticas plantados por el chef. Lo único criticable del local (por criticar algo del restaurante...) es quizá la decoración. Esas sillas de falso cuero verde combinado con mimbre y ese embiente criollo-setentero están pidiendo a gritos una renovación. Por lo demás, vayan esta misma noche si tienen la oportunidad. Eso sí, llamen antes para reservar, porque si no es muy probable que no puedan ni acercarse a una mesa.
ZK Nikkei Cuisine
No confundamos fondo con forma. Sake es un restaurante que contentará a quienes se dejen seducir por un local moderno y animado y unos platos muy bien presentados. Pero defraudará a quien acuda buscando auténtica comida japonesa. Para empezar, presenta una carta sorprendentemente limitada en nigiri y sashimi, pero con infinidad de maki, un tipo de sushi bastante "amateur". La carta es aun más limitada si tenemos en cuenta que no disponen de muchos de los pescados que figuran en ella: hotategai, hamachi o toro son solo algunas de las clases de pescado que no están disponibles cuando los pedimos. La sopa miso resulta demasiado especiada y no viene servida en el tradicional bowl laqueado con tapa, sino en un bonito (pero incómodo) tazón blanco. El teppanyaki, muy bien presentado en un lecho de tallarines fritos, pero la carne está literalmente abrasada y su textura se acerca peligrosamente a la de la suela de zapato. El arroz del nigiri es seco, soso y excesivamente compacto. Y el sashimi de atún, muy bonito y rojo vivo, pero bastante insípido. En resumen, como bar y lugar donde dejarse ver es pasable, pero como restaurante japonés deja mucho que desear y no vale su precio.
Brava Pizza & Espuma (Decapolis)
Magníficas pizzas, hechas en horno de ladrillo, como mandan los cánones. Tienen un toque delicatessen (jamón serrano, tomates secos, etc) pero no olvidan los clásicos. Los postres, aunque tremendamente calóricos, no están nada mal. Y las entradas, buenísimas, sobre todo las empanadas. Servicio muy atento, rápido y eficiente. La única pega, el local, oscuro y con un diseño no muy logrado. Pero, sin duda, uno de los lugares de referencia para comer pizza en Panamá.
Gaucho`s Steak House
Buenísima parrilla argentina. Las carnes son espectaculares, hechas en una parrilla como mandan los cánones argentinos más puristas. Y se nota. Carne en su punto, con sabor a leña y recién salida del fuego. Una única pega en la carta: en las entradas, echamos de menos dos clásicos: provoleta y empanadas argentinas. Ojalá las añadan pronto. Servicio de la vieja escuela: rápido y eficiente, pero un tanto seco y distante. Está bien, uno no va a un restaurante a hacer amigos, sino a comer, y aquí se come espectacularmente bien por un precio bastante razonable.
Napoli
Probablemente uno de los restaurantes más sobrevalorados de Panamá. Sin embargo, entiendo que es más que un restaurante, es un clásico, un lugar familiar y hasta entrañable en que se mezcla todo tipo de público. Así que no importa demasiado que el local sea mas propio de un restaurante chino que italiano, que los camareros sean un tanto clientífugos (aunque amables cuando lo ven a uno entrar cargado con dos niños y cuatro biberones), que pongan tanta salsa a la pasta que sea necesario dragar el plato para encontrar un ravioli, o que el tiramisú tenga cantidades microscópicas de mascarpone. Lo importante es acudir en masa a una verdadera institución donde las pizzas merecen la pena y uno puede comer a la hora del día que le dé la gana sintiéndose parte de la ciudad.
Mostaza
Excelente restaurante. Carta muy completa, cocina de mercado sin grandes pretensiones pero con un toque original, ingredientes muy frescos y variedad de opciones tanto en las entradas como en los platos principales. El local es acogedor y familiar, ideal para una cena entre amigos o en pareja. En suma, una muy buena opción en el casco antiguo, que combina cocina fresca y de calidad, con un ambiente muy agradable y un servicio mejor que la media de la ciudad.
Rino`s
Comida mediocre (pastas muy de batalla, pizzas algo mejores pero nada del otro mundo), servicio muy normalito y eso sí, un buen ambiente, con una terraza agradable para cenar al aire libre. Si buscan "italiano vero", no vengan aquí.