Ramon B.
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Abril de 2012
4 comentarios en Panamá
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Market
Almuerzo dominical en Market, les cuento: de entrada compartimos las alitas de pollo con la salsa asiática, agridulce con un apreciable toque picante. De plato fuerte elegimos las carnes, el baby ribeye y el bistec a la pobre, ambas con el "spice rub" de la casa, presentadas en el término solicitado; el bistec a la pobre, centro de filete con la mantequilla y hierbas correspondientes estuvo muy bien. Fallaron las guarniciones, el mac and cheese con bacon mostraba la mantequilla separada de la crema y el ratatouille muy ácido, quizás por uso excesivo de tomate. Los postres estuvieron muy bien, un tres leches con crema de whiskey y un muy rico budín de pan con ron y helado. El servicio de sala fue irregular y e inexperto, y de mejorar un poco recomendaría el restaurante; tal cual está, hay que tener mucha paciencia. El vino fue Marqués de Casa Concha Syrah 09, DO Buin, Valle del Maipo, Chile.
La Trona
Mi experiencia fue excelente; se las cuento: nos recibieron con un aperitivo, camarón con crema de piña y curry, un preludio interesante, luego compartimos cinco entradas, especiales y sabrosas la de Foie y Plátano y la de Vieras (conchuelas) a la Carbonara, también muy bueno el Tiradito de Atún; no me gustaron tanto el Centolla's Cake -de sabor muy rico, incluso con la presencia del eneldo (!), pero muy blando de textura- y el dúo de Rosbif y Carpaccio de Res, sin embargo, ambos estaban ricos. Para limpiar el paladar nos brindaron unos sorbetos de pera, sin olor -muy correcto- y sabrosísimos. También compartimos los platos fuertes, los tres excepcionales, pero el más el Short Rib braseado con Demi Glacé (wao wao wao para el Demi Glacé), dignamente acompañado por la Entraña -en término correcto, roja por supuesto- y sus taquitos de yuca aromatizados con trufa -realmente aromatizados y sorprendentes- y Rissoto de Pato Ahumado, que sabía a pato ahumado! y no decepcionó. Los postres también fueron fantásticos, en especial el Mousse de Chocolate, que resultó ser también Brownie y Helado, y La Creme Bruleé, ligera y de sabor prolongado. Vinos: con las entradas tomamos un Chateau St. Michele Riesling 2008, Columbia, Washington State; entre platos, tomamos un cava Segura Viudas Gran Heredad; y para el plato fuerte un Miserere 2001, Costers del Siurana, DO Priorat; con los postres Fonseca 20 años, Oporto. Por supuesto, café con copa de Tequila Tres Generaciones Reposado.
Rosa Mexicano
Una presentación de calidad de la cocina mexicana, y sin embargo, complaciente con el comensal poco conocedor. Iniciamos con el guacamole en molcajete, preparado frente al comensal y unas flautas de pollo; ambas entradas sabrosas, picosas y sobre todo frescas. Los platos fuertes fueron Mole Xico, con un mole muy bueno a base de chocolate y chiles -muy recomendado para los amantes del chocolate y el picante- y un pescado Pibil, en este caso pargo, servido con la espina del medio, para dar más sabor; no fue el mejor de los platos porque el comino estaba algo desproporcionado, pero el pescado era fresco y sabroso. Aprovechamos el especial de helados artesanales hechos en casa, cremosos y muy naturales, creme fraiche con frambuesas, melocotón, mole, khalúa con café, chocolate mexicano y banano. El vino fue Mondavi Private Selection Sauvignon Blanc, California.
Tastes
El restaurante ofrece una interpretación de autor de los sabores en la mesa panameña, desde el servicio de pan al plato de quesos. El mejor plato de la noche fueron los huevos fritos, de codorniz, con papas trufadas (imperceptible el aroma de trufa), crujiente de jamón serrano y arúgula; sencillo y sabroso. Me sorprendió la buena mezcla que hacen la crema de puerro y el caldo concentrado de langostino que acompañan el lechón, que ojalá hubiera estado más jugoso para contribuir con sus jugos. El plato de quesos "cabra y país" (queso cabra cremoso y tierno del país) era vistoso, conceptualmente interesante, pero sin la intensidad de sabores que busco para cerrar una comida. El peor plato fue el pato en carpaccio; curado en casa, hubiera esperado más tiempo de curación para una mayor concentración de sabor, necesaria en vistas del crouton con polvo de paprika que acompañaba y terminaba cubriendo todo lo demás (incluyendo unas gotas esferificadas de nance de las que no esperaba gran cosa y estuvieron acordes a las expectativas). El servicio fue atento, el salonero principal demostró conocimiento del menú y sus platos, los asistentes no tanto. El vino de la noche fue un Enate Reserva 2004, DO Somontano. Correcto servicio del vino.