El restaurante tiene buen ambiente, el servicio es bueno. Estuvimos un grupo grande celebrando cumpleaños, las entradas buenas, las berenjenas apanadas, aceitunas, prosciutto, la morcilla y papas bravas muy buenas. Sin embargo, el plato fuerte, la Paella, no llenó las expectativas. El arroz estaba mal cocido, por lo que no era agradable. Lastima que el platillo más esperado, fue un fiasco.

Por conocer estuvo ok. Lo mejor de la noche fue el vino Israelí. El servicio fue bueno, el chico que nos atendió estuvo atento toda la noche. Sin embargo, debo decir que nos tocó desde un vaso sucio con labial rojo, hasta una corvina dañada. De aquí les cuento las tiras de asado estuvieron deliciosas, el ribeye lo pedimos termino medio y llego crudo. No creo volver, ni ninguno en la mesa. Decepcionante

Decidimos visitar el restaurante para una cena entre amigos. Reservamos el 5to piso con vista al mar. Debo decir que el servicio fue excelente, al igual que el ambiente. La carta le faltan opciones de bebidas. Nos explicaba el mesero que aunque comparte la carta con el primer piso la oferta de bebidas es más reducida ( lo que nos pareció ilógico). Los platos con toques diferentes, las cachazas, el ribeye, el risotto, exquisitos. Debo decir que el pollo “al chimichurri” y el mero mero “en salsa de maracuyá” carecían de sabor. La descripción indica las salsas que acompañan los platos las cuales no estuvieron presente ni a la vista, ni en sabor. Con espacio a mejora estos dos platos. Por el resto una cena deliciosa.