Los platos caseros, muy buenos, especialmente la sopa de carne de costilla, y los otros platos buenos también y preparados según los pedidos.

la cómoda es generalmente buena y el servicio muy correcto y eficiente. El salad bar es pobrísimo, con lechugas baratas y mustias, salsas my malas de botellas de las más baratas que la de cualquier supermercado y muy poca variedad de vegetales. Es muy caro comer arañitas y aros de cebolla precongelados como si fueran bocados finos cuando no lo son. cobran muy caro todo y aunque la carne es buena en general, cuarenta dólares casi por un asado de tiras deshuesado es un atraco.

Comida excelente con ingredientes y raíces profundamente genuinas del país, producto de una creatividad e ingenio que deleita. Se ha puesto bastante cara como todo en la ciudad, y pronto van a perder clientela si no se cuidan con la exagerada demora con que la sirven.

Ambiente sofisticado, un tanto mal iluminado, con sillas muy cómodas y mesas apartadas de otras. La comida se distingue por platos extraordinarios como los camarones de entrada, un pulpo delicioso pero escaso y con una de las salsas malona, unos pork bellies muy ricos, un steak caro y mediocre, y así.

Es un profundo fracaso. No obstante lo esfuerzos bien logrados de un diseño elegante quasi exótico, fue tan mala la experiencia que es difícil olvidarla. El personal es amable y cortes, pero no escuchan bien, son ineficientes y enredaron casi todo lo ordenado. Las carnes todas demasiado cocidas, los mariscos pésimos, unos camarones mínimos con tomates que no estaban sino verdes, sin sabor, sin sazón, sobre uno ñoquis duros e igualmente sin sal. Los carpaccios con hongos de lata, algunos trajeron queso parmesano, otros los tuvieron que ordenar... todo demoradisimo, nada excelente. Al menos tres pidieron platos de carne inexistentes como osso buco...para colmo una música de boliche de masajes demasiado alta. Éramos 12 en la familia, todos buenos dientes, y solo la más pequeña de siete años encontró bueno su fish and chips. Que decepcion!

Es sin duda el único lugar que ofrece mariscos preparados al estilo mayormente panameño, frescos y nunca sobrecogidos. Una verdadera delicia. El sitio no es pretensioso, pero si agradable,. El servicio es un poco informal, pero sumamente cordial y servicial.

Una joya entre la jungla de cemento. Un menú diferente a base ingredientes de primera en un ambiente agradable y excelente servicio.