Muy buen ambiente para un almuerzo casual de domingo. Dispone de una carta estable y los especiales del chef. En esta oportunidad escogimos la carta estable, destacando las hamburguesas. Quiero hacer mención especial al dip de espinaca y un cremoso guacamole con unos nachos muy crujientes. Aquello fue en remplazo de un plato vegetariano o vegano, que casi nunca está disponible en los restaurantes de Panamá. Es una materia gastronómica pendiente en prácticamente todos los locales del país. También pedimos el pollo frito con puré y panecillos, de muy buena factura. El servicio es amable, con algo de demora esta vez, porque estaba lleno. Se agradece la variedad de bebidas, cervezas y vinos, que complementan muy bien los platos. Volveremos.

Primera experiencia en Gobe. Ubicado en Town Center, tiene accesos fáciles por el exterior del centro comercial. El ambiente es moderno y acogedor. Fuimos en grupo de ocho personas y el servicio fue ágil y muy gentil. La carta es variada, aunque más orientada a carnes. De entrada unas novedosas alcachofas a la parrilla, suaves y entretenidas de deshojar y untar en la salsa. Pedimos pulpo a la parrilla y una plancha para dos, que resultó muy conveniente y de buen sabor con entraña a punto y chorizo. De postre un alfajor de lo más recomendable. La selección de vinos es generosa, a precios razonables. Pedimos un tinto riojano por copa, de buena factura. Buen ambiente para conversar.

Almuerzo de domingo, con restaurante lleno. Los platos siempre de buena factura y abundantes. En esta oportunidad quiero hacer especial mención a los aperitivos que son muy acertados, mientras se piensa el plato principal. Recomiendo el pisco sour: versión clásica con goma y clara de huevo, y la versión con azúcar, sin huevo y algo “frozen”. Las yuquitas y plátanos de cortesía, con salsa de yerbas, son un buen acompañamiento. Los wontones de lomo con salsa de soya-carne, es una fritura para despertar el apetito. El interior es agradable, aunque al mediodía se extraña un bloqueador de la luz exterior. La terraza es ruidosa. La sala de espera deben arreglarla un poco y ofrecer algo para beber mientras se espera. El paso por el ascensor o los otros pisos no es muy bonito.

La carta se mantiene invariable y el buen sabor y presentación de los platos también. Suelen sorprender con alguna novedad, esta vez con una selección de aperitivos “Spritz”. Pedí un Limoncello Spritz, tan rico como refrescante. Un acierto para despertar el apetito para el almuerzo de domingo. Solo pedimos un plato cada uno. La milanesa de pollo, un plato casero preparado con clase y destaco el sabor delicado del ragú de cordero envolviendo los fusillones. Los conchiglioni en su punto. Buen servicio. Aun cuando pedimos vino en copa, nos dejaron probar antes para hacer una selección adecuada del maridaje. Totalmente recomendable

No falla. Excelente preparación y suficiente porción. El mejor lugar de Panamá para disfrutar unos callitos a la madrileña. La corvina a la plancha y las chuletas de cerdo en su punto, buen dorado.

Un clásico. La comida es de primer nivel. El dueño y chef está siempre presente, preocupado que todo funcione bien. Los platos son variados, para todo gusto. La oferta de vinos es interesante. Hay que dejarse sorprender por sus vinos italianos y las recomendaciones de maridaje. El servicio es personalizado.

Gratamente impresionado. Destaco la visión de las dueñas por presentar platos y sabores seleccionados, de la muy variada gastronomía ecuatoriana, de manera delicada y distinguida. Muy buen sabor y porciones suficientes. Volveré para seguir probando.