Una cafetería con un ambiente muy agradable, atención amigable y excelentes postres; al ser una pastelería asiática, cuentas con una opción ligera y con pasteles menos dulce de lo habitual. He probado varios postres y entres mis favoritos está el cheesecake japonés y el tiramisú de fresa; tienen buenas opciones de bebidas, el cheese Foam tea de sandía,y el café que ofrecen que está muy bueno. La relación calidad precio es muy justa, y definitivamente ofrecen excelentes opciones de postres para cumplir un antojo dulce, o celebrar.

Ciao Ragazzi es siempre una opción segura. En una locación con un ambiente bastante moderno, interior agradable y una excelente terraza. La atención brindada excelente, y las pastas siempre buenísimas; ciertamente es difícil mantener el estándar del mismo platillo, y amerita saber que por lo general, se logra bastante en este restaurante. En esta ocasión brillaron los ñoquis en salsa de hongos y trufa, la pasta Quatro formaggi; y la pizza margarita (siempre confiable) y la pizza burratina. Cuentan con variedad de vino; el Chianti que siempre será consentido y un Merlot que estaba de promoción que fue la sorpresa del paladar (buenísimo); buena cerveza italiana; y para culminar;el postre, una panacota de café, sutil y agradable al paladar y un cheesecake bastante bueno, acompañado de un café italiano para cerrar el apetito. Es un restaurante que deja con ganas de volver.

Un lugar con un ambiente agradable y un servicio amigable y bastante encantador, te reciben y despiden con saludos japoneses que definitivamente le agregan un extra a la experiencia. En cuanto a la comida, la carta muestra un menú variado, las gyozas están sabrosas, y comparten una salsa de soya preparada que les da un toque bastante adictivo. El kimchi, estaba demasiado dulce para mí gusto, pero tenía buen nivel de picante. El ramen definitivamente es el rey de los platillos, buen caldo, excelente textura de los fideos y el chasu estaba buenísimo. El pork kimchi don fue otro plato degustado; puerco con kimchi salteado con arroz, acompañado de caldo miso (bastante bueno); el puerco salteado con kimchi, está bueno; pero un tanto dulce para mí gusto. Sus bebidas están muy buenas y refrescantes; recomiendo la limonada de coco y hierbabuena.

Ya he visitado en varias ocasiones este lugar, pero estás últimas visitas la experiencia de sabor y calidad, han sido sorpresivas de manera positiva y una muy negativa; la comida está más sabrosa que en otras ocasiones, estando en los pueblos siempre me ha parecido la mejor opción para almorzar o cenar. El servicio por parte de las meseras es muy bueno, atentas y siempre muy empáticas. Hay cosas que se pueden mejorar, cómo: servir al cliente lo que pide (lastimosamente, ordene algo; se manejo un mal entendido en la orden, se regreso el plato y alguien de cocina me devolvió parte del mismo plato a mi mesa; un acto bastante desagradable), a pesar de que las meseras fueron atentas e insistieron en volver a darme el producto, ya no me parecía confiable tomar otro pedido, por la intención anterior. Una de las cosas más delicadas de los restaurantes es mantener un estándar de confianza; y en cuanto al sabor de la comida, y atención de las chicas "muy bueno", pero lamentable que ni el encargado, ni el responsable de preparar el plato manifestaran una explicación, dio a entender que no les parecía importante ( y por este lamentablemente hecho que me hace perder confianza en una futura comida, probablemente no regrese).

Es la primera vez que visito el lugar, tenía dudas al estar dentro de un centro comercial; me preocupaba esta predisposición, pero una vez sentado en la mesa, se me olvidó que estaba todo cerrado; un lugar agradable, con excelente atención. La pizza estaba muy buena, y la hamburguesa estába deliciosamente bien preparada; el café que ofrece el local, para los amantes de café "recomendado", la bebida probada: una limonada con fresa y agua con gas; "refrescante y sabrosa". Además de su buena atención, cuentan con un amplio menú; que de seguro habrá que seguir degustando.

Una vez entras al pequeño local, te sientes ubicado en alguno de los restaurantes de alguna película o serie coreana que ya has visto, y eso ya deja una gran expectativa de lo que se espera. Y definitivamente la primera entrada ( de la casa) que te ofrecen tan delicada, sencilla pero bien elaborada, ya fascina por lo que vendrá más adelante; que buena comida; se siente casero, con productos frescos, y una vez te lo explica la dueña del local; confirma lo que ya se suponía. Este restaurante es de esos que dices "tengo que volver" para repetir lo que ya te gustó, o para seguir descubriendo en su amplio menú.

El lugar es pequeño y limpio, mantiene un ambiente agradable, a pesar de estar siempre lleno. La comida es buena, productos frescos; su pastelería es muy recomendable. La atención, no es mala; pero necesitan mejor organización, al ser muy concurrido el lugar, trabajan en un rush, que desacredita la experiencia.

El ambiente es muy bonito, se ve bastante limpio; la atención en general no solamente es mala, simplemente "no existe" hablan entre ellos, están desinteresados por los clientes, y es para todo el público en general; el cheesecake no estaba fresco, el latte de taro sí estaba buenísimo, y el sugar brown milkshake regular. En general es una decepción el lugar, que brilla por ambiente, pero carece de servicio "habiendo tanto personal". Volvería solo para ordenar un taro latte " para llevar".

Está cafetería tiene un ambiente muy agradable, ya sea para ir solo, o acompañado por una amistad o en familia, muy buena atención y la calidad de sus pasteles, se refleja en la textura y sabor de su masa y buttercream que es en efecto, a mi parecer su ingrediente consentido ( comentario apto solo para los amantes del azúcar), por otra parte encuentras una sección de baklava que tienen gran mérito, y si gustas más el hojaldre, definitivamente este sería el ideal. Tienen gran variedad de pasteles y rellenos, el selva negra, que nunca fue uno de mis favoritos, está pastelería me hace pedirlo, el clásico de vainilla y dulce de leche, un clásico que es de mis favoritos, y el de Karamel, es aún mi favorito. Luego hay otros postres y sabores igualmente deliciosos y unas empanadas buenísimas.

Excelente atención y ambiente, la comida es deliciosa, degustamos una corvina que solicitamos no tan cocida, y aunque se pasaron un poco de cocción de lo solicitado, estaba muy buena; por otra parte el pollo a la brasa estaba exquisito y por último un lomito nacional que pedimos a termino medio, bien jugoso, y no nos podemos quejar, estába buenísimo! Los acompañamientos estaban frescos y hacían buen complemento, recomiendo la papa asada y las papas fritas; por último el queso fundido con las tortillas, no deja que desear un postre, y acompañado con un vino tinto joven, nos dejo satisfechos y contentos.