Un restaurante donde la imagen y el ambiente prevalecen sobre la calidad de la comida. Muy bonito el lugar y las fotos de los platos que se pueden servir, pero al momento en que llega la orden no tiene nada que ver con lo que pediste. Ordené un croque madame el cual estaba frío, el pan ni siquiera estaba tostado, y al que le habían puesto un exceso de salsa bechamel (fría también). Creo que la administración del restaurante debe estar más pendiente para que los platos se ejecuten como lo dicen en el menú.

Un gran esfuerzo de los propietarios del restaurante para brindar comida de alta calidad, preparada con ingredientes orgánicos. Se nota la atención a los detalles en la decoración del lugar y en el atento servicio de los empleados. Hacen falta mas restaurantes como este donde los propietarios están pendientes del cliente y de que la calidad de los alimentos no decaiga.

Creo que aún necesitan mejorar. Los restaurantes locales de comida china les superan fácilmente. El ambiente y decoración son buenos pero el lugar quizás es demasiado grande para controlar efectivamente que la atención de los meseros y la calidad de la comida compaginen con el precio de su comida.

Excelente pastelería, con panes, postres y emparedados magníficamente logrados. Personal muy atento, que recuerda a los clientes frecuentes (algo que hace falta en muchos lugares en Panamá!). Recomiendo las barras de limón y el angel food cake. También son exquisitas las empanadas, y estas se agotan rápidamente! Definitivamente que la calidad de lo que consumes amerita su costo, además de que la formación de las chefs en el Culinary Institute of America, es garantía de que no estás tratando con aficionados. Hacía falta una pastelería así en la ciudad.

Buena oferta para aquellos que disfrutamos la comida griega. Por supuesto que el ladopsomo y las pitas son muy buenas, y a precios asequibles. Incluso de una mejor calidad que la de su restaurante hermano, ubicado a pocos pasos. Utilizan ingredientes frescos y buen aceite de oliva, los cuales brindan una opción rápida para los vegetarianos y para aquellos que buscan consumir algo saludable. Eso sí, hay que pedir el satsiki aparte! No obstante, se debería mejorar la atención del personal y la ventilación del local, pues la primera en muchos casos no es atenta, y la segunda, ocasiona que el olor a comida no abandone nuestra ropa luego de llegar a casa.

Para un restaurante que funciona desde 1977 todo estaba desorganizado: no había mesas para dos personas, así que tuvimos que pedirle a próxima pareja que llegó al lugar que se sentara con nosotros. Eso fue lo mejor de la noche pues compartimos la mesa con personas que hasta ese momento eran desconocidos. A partir de allí el servicio estuvo lento y desatento, e incluso tuvimos que pedir la cuenta en la caja después de esperar más de veinte minutos. La comida muy regular para un restaurante con tantos años de funcionamiento. Es un lugar al que hay que ir con paciencia oriental. Cuando nos quejamos con la propietaria, nos dijo que estaba atareados por el martes de 50% del BAC, sin embargo, le indicamos que si es un lugar con capacidad limitada, se pueden hacer reservaciones y solamente atender el número de clientes al que estén acostumbrados. No vale la pena tener un lugar lleno si no se da un buen servicio.

Hemos ido varias veces pues tienen un menú extenso, y hasta el momento la calidad se ha mantenido. Hemos probado el pollo asado, las papas y ensaladas a la griega, las chuletas, e incluso la picada chic greek, y todas muy buenas. La cajera fue muy amable, y con conocimiento de todo el menú. Felicitaciones al propietario! No creo que se trate de un restaurante - como opinan algunos- para cuidar la línea, pues salvo el pollo asado, las opciones no son muchas, pero es una buena opción para los que quieran llevarlo a casa, ya que es uno de los mejores de la ciudad. Tampoco tengo queja respecto al ambiente, pues me agradó que fuera un lugar sin música estridente que permitiera conversar con tranquilidad. Me gustaría que incluyeran jugos en las bebidas, aunque sean de lata, pues hay muchos que los preferimos a la soda.

Esta franquicia lo hace muy bien en cuanto al servicio, calidad de la comida, y la rapidez con que atienden. Probamos el choricero de entrada, y una parrillada real que alcanzó para 4 personas. Todo en su punto, y con muy buena presentación. Los meseros muy amables y pendientes en todo momento de la mesa. Incluso el caldo del día y las salsas y vegetales encurtidos que te traen de cortesía estaban muy ricos. Es una buena opción para un almuerzo o cena rápidos, pues es sorprendente la velocidad con que te traen la comida a la mesa! Vale la pena la inversión - pues los precios no son bajos- pero si se busca buen servicio y calidad en la comida, lo merece.

Fui con mi novia un viernes por la noche para probar las alitas que tanta fama tienen. No me gustaron pues: a) no vinieron calientes ni tostadas, b) se sentía la grasa en la piel del pollo, y c) trajeron demasiada salsa. La explicación del mesero fue que la cocina cerraba a las 10:30. ¿Un viernes? Creo que el lugar está más enfocado en ser un bar que un restaurante, pero los meseros deben informarle al cliente si ya no hay tiempo para que el pedido sea servido adecuadamente. No creo que las alitas tomaran demasiado tiempo en la parrilla como para venir calientes. El lugar tiene muy buena ubicación y ambiente, por lo que le sugiero al propietario preste atención durante los días en que está más concurrido para no bajar la calidad del servicio.