En esta ocasión compartimos la cena con un grupo grande de amigos. El servicio fue impecable, tanto en profesionalidad como en amabilidad. Con respecto a la comida, los entrantes fueron correctos, el sashimi bien elaborado, el pulpo rico, etc. Creo que los platos fuertes resultaron un poco débiles, por ejemplo la cocción de mi corvina no era la correcta. Eso sí, las guarniciones exquisitas. Al igual que los postres, todos sin excepción son perfectos en sabor. Sobre todo lso chocolates, riquísimo el brownie.

El tapeo es otra forma de comer, tapas o pequeñas degustaciones de un plato. Es muy divertido compartir con otros yendo de tapas. Es por esto por lo que elegí el Barcelona. Me gustaron especialmente los calamares al igual que los postres. El tatín de manzana: muy bueno. Finalmente la relación calidad/cantidad/precio no es equilibrada. Resulta caro.

La decoración es innovadora y el servicio agradable. La comida mexicana, poco mexicana. Es una opción diferente para probar otro restaurante, pero una sóla vez. Recomiendo ir con amigos, es un poco ruidoso para ir en pareja.

Cada vez que ceno en Tastes es una experiencia culinaria excepcional. Los recuerdos de sabores genuínos que despiertan en mí los platos del chef Raúl Vaquerizo, no los he conseguido degustar en ningún otro lugar. La originalidad en su mezcla de sabores y la sencillez de sus creaciones compaginan maravillosamente con el montaje de cada plato. Igual que una obra de arte. Recomiendo probar cada cambio de carta, a mí me gustan especialmente sus pescados, por ejemplo: Corvina en caldo intenso de tomate, acelga roja, almendra frita y perlas de manzana, mmmmm. Espectacular.