Permítanme ser claro: esta no es una simple barbacoa. Es una oda a la carne, un poema comestible que se deshace en la lengua como un susurro celestial. La textura es de otro mundo, la sazón, una sinfonía de sabores que despiertan hasta el paladar más dormido. Incluso mi hijo, un crítico gastronómico en pañales con gustos... peculiares, ha sucumbido ante su encanto. Si existe un paraíso para los amantes de la carne, debe saber a esto. Sin duda, la mejor barbacoa que he tenido el privilegio de probar en lo que va del 2025