Vinimos a celebrar San Valentín para cenar. Desde que entramos nos atendió una joven muy amable, que nos llevó al área cerrada. La mesa estaba decorada con pétalos de rosa y velas, muy acogedor aunque un poco pequeño. La entrada: croquetas de jamón serrano. Excelente. Plato fuerte: filete de res y zarzuela de mariscos. Delicioso. Acompañamientos: puré de papas y arroz con Colón. Muy bien. Bebida: sangría. En su punto. De seguro volvemos a probar otros platillos.
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