Nunca he ido cuando está lleno y a pesar de eso no atienden en mesa sino en la barra. Para gustos, los colores, pero tienen unas cervezas pasadas de malas. La temperatura de la cerveza nunca es fría, sino como fresca. Las mesas no son cómodas. No venden comida. Afuera hay un food truck que vende hamburguesas y pollo pero no es la misma empresa.

Toda la comida muy sabrosa. Muchisimas opciones para vegetarianos! Buena atención. Probamos: pollo asado, porción grande. Costillitas, deliciosas. Sopa de lentejas, normalcita. Hamburguesa, normalcita. Cocteles sabrosos. Precios razonables. El ambiente es informal pero todo arregladito y limpio.

Este lugar es bueno pero no delicioso. Costillitas: 100 de 100, buena porción, buen sabor, buen acompañamiento. Hamburguesa: normal, tamaño más hacia lo pequeño, sin pretenciones en su contenido. Cazuela afropanameña con carne: buen sabor pero no impresiona, cantidad razonable. Filete de pollo apanado en coco con risotto de arroz con guandú: sabrosito, buena porción. Los postres pequeños y sobrevalorados. Los cocteles, originales pero con demasiado hielo. El toque de entregar malvas de cortesía, para rostizar en la fogata, es muy lindo y agrada.

Hacía años que no comía una comida tan pero tan mala. Un spaguetti a la carbonara cuya salsa era solo leche con harina, grageas de tocino de esas artificiales de frasquito McCormick, cero queso, cero prosciuto. Un fraude! Las pizzas, sin salsa, con hongos de lata insípidos, poco relleno, nada de queso... La carne, dura. El pescado, pequeño y su apanado encharcado en aceite. El lugar tiene todo para ser hermoso pero la cantidad de moscas es impresionante. Pet friendly con comensales trepando a sus perritos en las sillas, totalmente antihigiénico. El servicio leeeeeeeeento, poco personal para una época de movimiento como lo son las vacaciones escolares. Aquí, no recomiendo comer.

Muy buen sabor y linda presentación de comida, raciones apropiadas para una persona. Probamos el filete de pescado apanado con escabeche sobre patacones, curry de pollo con arroz aromatizado, nachos Tex-Mex. Todo delicioso pero el tamaño de los nachos no da para compartir. Las bebidas a buen precio. El ambiente super lindo! La atención, adecuada. Nos parece un buen lugar para parar a almorzar desde Panamá en camino hacia Chiriquí.

Lo mejor es la atención. Sus dueños, españoles: Encarna y Miguel, muy solícitos y no interrumpen pero están pendientes de satisfacer a los comensales. Comida fresca, preparada en el momento. La paella demora 30 minutos pero lo demás sale rápido. Traen pancito con auténtico alioli, delicioso! El precio promedio del plato fuerte es 12 dólares. El menú no es extenso pero todo típicamente español. Sin duda volveremos para probar otros platos.

La comida es muy sabrosa, cantidad modesta pero suficiente. Los ingredientes se sienten frescos. El servicio fue rápido. No me gustó que habían comensales con mascotas. Los batidos no son sabrosos: mucho hielo y mal triturado, no sabe delicioso pero cuestan caro. Los patacones estaban muy muy buenos. Recomiendo mejor limpieza de las mesas.

Un lugar modesto, limpio, amplio, bien ventilado; las sillas todas de diferentes alturas, algo incómodas; los vasos y botellas muy bonitos y limpios. La comida casera, bien preparada pero las porciones muy muy muy pequeñas. Pedí pollo asado ($4), me dieron un encuentro que parecía de pollito y la vasijita de la menestra tenía el tamaño y la capacidad de una tapa de frasco de mayonesa. La porción de arroz grande, la ensalada fresca y sabrosa, la tajada normal. Chicha a $0.75. Mi acompañante comió lengua guisada ($4.25) y dijo que estaba rica.

Excelente comida, los sabores no son los habituales. Las comidas tienen sabores exquisitos. Pedimos crema de maíz con langostinos ($8), una delicia aunque poca cantidad. Filete de pollo relleno de tomate seco envuelto en tocino ($13) sobre una capa de puré de zapallo, insuperable. Filete de corvina con salsa de maracuyá servido con vegetales, piña en cubos y papa rayada ($15), muy bueno pero algo pequeño. Fetuccini alla'matriciana ($13), bueno aunque no espectacular, demasiada salsa. Cheesecake ($4), no muy bueno. El ambiente es hermoso, con sus jardines y riachuelo. La atención cordial y esmerada. Nos gustó mucho y pretendemos regresar.

La comida es muy rica, especialmente los desayunos, las ensaladas y las cremas. La atención es horrible, pésima, fatal. Son muchos saloneros para poca gente y aun así demoran: te miran desde el mostrador y vienen a traer el menú al menos 10 minutos después. Van trayendo las comidas una a una y cuando todos terminamos de comer, avisan al último que faltaba para recibir su plato, que "no tienen más". Esto jamás nos había pasado en ningún restaurante, ni siquiera en los peores. Por más buena que sea la comida, no vale la pena amargarse el día con tan mal servicio.