Era bastante tarde en la noche y era uno de los pocos restaurantes abiertos el viernes. A pesar que no teníamos reserva nos recibieron muy bien y nos buscaron una mesa. Todala experiencia fue muy elegante. Nos tomamos una media botella de vino blanco, pedimos el salmón y el mero con salsa de eneldo que ambos estuvieron deliciosos.

Es un lugar tranquilo, relax, comes mirando la playa y escuchando las olas. Habían muchas moscas, demasiadas. La comida estuvo rica, fuimos por el pescado frito y no falló.

La comida estuvo deliciosa. El lugar tiene escaleras para subir así que tomar en cuenta esto. Todo está ambientado en el Perú. El personal desde nuestra llegada fue super atento y servicial. Recomiendo mi plato favorito que es el pulpo al olivo.

Para empezar que el hotel es un paraíso. Difrutar de la comida con una vista al mar espectacular es maravilloso. La chef cocina espectacular. Deben probar el salmón al limón y las almejas al vino. El desayuno estaba incluido pero para el domingo, después de haber cenado delicioso, decidimos pedir de la carta y no nos defraudó, recomendado el bistec picado con tortilla.

Excelente comida típica. Importante que aunque aparezca abierto hasta las 1700, los viernes y sábados están abiertos hasta las 1800. La gallina guisada estaba deliciosa.

Ambiente hermoso entre plantas. La comida estaba super rica. Es una parada obligada para comer comida italiana en el valle.

Fuimos en día de semana por ende estaba bastante vacío. Pedimos la paella para dos personas y estaba deliciosa, rinde para mucho más que dos. La atención le faltó un poco en cuanto a explicar los platos.