Una joya en camino al Valle de Antón. Lo que mas me llamó la atención del restaurante fue la agradable recepción departe de los dueños, te acompañan a la mesa, te sirven champaña de bienvenida y siempre están atentos. El ambiente es una mezcla de caribeño con un toque de Italia, pero es justo lo necesario para darte esa sensación "relax" antes de entrar al Valle. La comida es de lo mejor, sabor y textura auténtico, la pasta al dente, el queso parmesano frito fenomenal. Definitivamente un "must go" antes de cualquier excursión al Valle ya sea en pareja, con amigos, o familia.